Las entradas de inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe disminuyeron 9,1% en 2015 en comparación con 2014, llegando a $179.100 millones, el nivel más bajo desde 2010, informó este miércoles la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Este resultado se explica por la caída de la inversión en sectores vinculados a los recursos naturales, principalmente minería e hidrocarburos, y la desaceleración del crecimiento económico, sobre todo en Brasil, señala en el informe La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2016.
Para 2016, la CEPAL proyecta que la IED se mantendrá en niveles inferiores a los alcanzados en los últimos años, en línea con las perspectivas económicas. Podría disminuir hasta un 8%, aunque seguirá siendo un factor importante en las economías de la región, por lo que urge atraer flujos de calidad, dice la Comisión.
En Centroamérica los ingresos de IED aumentaron 6%, totalizando 11.808 millones de dólares. Con 43% del total, Panamá continúa siendo el principal receptor en la subregión; le siguen Costa Rica (26%), Honduras (10%) y Guatemala (10%). Por su parte, la inversión extranjera directa en el Caribe disminuyó 17% hasta alcanzar 5.975 millones de dólares.
En cuanto a las tendencias de mediano y largo plazo, el estudio destaca importantes cambios en los proyectos anunciados entre 2005 y 2015: disminuye la relevancia de los sectores extractivos, se observa un particular dinamismo del sector automotriz y aumenta la importancia de las telecomunicaciones, las energías renovables y el comercio minorista.
“Las inversiones en energías renovables y en otros proyectos medioambientales están en la base de la propuesta de la CEPAL de potenciar el desarrollo de la región con un gran impulso o big push ambiental para avanzar hacia un patrón de producción, energía y consumo bajos en carbono”, enfatizó Alicia Bárcena representante de la CEPAL.
En números y porcentajes
El descenso registrado en 2015 en América Latina y el Caribe contrasta con el dinamismo observado a nivel global, apunta el documento. El año pasado, los flujos mundiales de IED aumentaron 36%, llegando a un monto estimado de 1,7 billones de dólares, empujados por una intensa ola de fusiones y adquisiciones, sobre todo transfronterizas, focalizada en los países desarrollados, en particular Estados Unidos.
Pese a la baja general, los resultados por países fueron dispares. En Brasil la IED se redujo 23%. En México, segundo mayor receptor, las entradas aumentaron 18%, alcanzando 30.285 millones de dólares, uno de sus niveles más altos en siete años. El sector manufacturero, principalmente la industria automotriz, y las telecomunicaciones recibieron las mayores inversiones en ese país.
La disminución de los precios de los minerales afectó negativamente los ingresos de IED en Chile y Colombia, que cayeron 8% y 26%, respectivamente. En Argentina las entradas aumentaron 130%, el alza que se explica porque en 2014 se contabilizó la nacionalización del 51% de YPF realizada en 2012 (que significó una desinversión de cerca de 6.000 millones de dólares en 2014).