Hablando de cosas de hombres

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La consecuencia directa de la violencia simbólica es la "legitimación de la dominación masculina sobre las mujeres", según explica Bourdieu

Cada lunes y desde hace algunos años, la sección de noticias deportivas internacionales de La Prensa Gráfica incluye un cintillo que dice “Cosas de Hombres”.    En la misma página se coloca una imagen de una mujer en traje de baño o poca ropa, ocupando mayor espacio que el resto de fotos. ¿Podrí­a constituir esta imagen violencia simbólica y por tanto, ser una manifestación de violencia contra las mujeres? Esto se aborda a continuación a la luz de la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres, el Código de Ética de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y opiniones de especialistas.

La  importancia de los medios de comunicación en el proceso de socialización y, por tanto, en la transmisión de valores, normas y pautas de comportamiento en sus audiencias, un tema ampliamente debatido desde la psicologí­a y la sociologí­a.  Por esta razón, se ha regulado el tratamiento informativo y el rol de la prensa en algunas leyes vigentes en el paí­s, como la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (LEPINA), Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia contra las Mujeres (LEIV), Ley Especial contra la Trata de Personas en El Salvador y otras.

Ahí­ radica la necesidad de abordar este tema, tomando en cuenta además el contexto salvadoreño, donde a diario ocurren una serie de hechos de violencia contra las mujeres. Según datos de la Policí­a Nacional Civil y del Instituto de Medicina Legal publicados por el Observatorio de Violencia de ORMUSA, en el año 2015, fueron asesinadas 375 mujeres; se cometieron 1,728 delitos contra la libertad sexual en mujeres de diferentes edades; hubo 1,100 denuncias de violencia intrafamiliar y desaparecieron 506 mujeres, especialmente adolescentes y jóvenes (http://observatoriodeviolencia.ormusa.org).

Estos hechos son solo una parte de las manifestaciones de violencia contra la población femenina en el paí­s, otras más frecuentes como la violencia simbólica pocas veces se denuncian pese a estar incluida en la LEIV. Esta ley la define como “Los mensajes, valores, iconos o signos que transmiten y reproducen relaciones de dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales que se establecen entre las personas y naturalizan la subordinación de la mujer en la sociedad (Art.9, lit.G).

Para especialistas como el sociólogo francés, Pierre Bourdieu, la violencia simbólica es parte de un fenómeno complejo que incluye otros tipos de violencia.  “Supone la articulación de toda una serie de “violencias” que irí­an desde una violencia simbólica que construye los cuerpos culturalmente tensionándolos, hasta esa violencia fí­sica que amenaza a las mujeres por el mismo hecho de serlo. Es una forma de poder que se ejerce directamente sobre los cuerpos y como por arte de magia, al margen de cualquier coacción fí­sica”¦Se ejerce de manera suave, invisible e insidiosa”.

La consecuencia directa de esta violencia es la “legitimación de la dominación masculina sobre las mujeres”, según explica Bourdieu; ya que el orden social funciona como una inmensa máquina simbólica que tiende a ratificar la dominación masculina en la que se apoya: es la división sexual del trabajo, la distribución muy estricta de las actividades asignadas a cada uno de los dos sexos, de su espacio, su momento, sus instrumentos.  La dominación masculina convierte a las mujeres en objetos simbólicos, colocándolas en un estado permanente de inseguridad corporal o de dependencia simbólica con relación a los demás y no únicamente respecto a los hombres.

Este recurso visual de La Prensa Gráfica no es reciente. El Observatorio de Violencia de ORMUSA incluye algunas fotografí­as publicadas en 2013, destacando que la composición de la página y la frase “Cosas de hombres” constituye un hecho de violencia simbólica, ya que puede interpretarse que la sección de deportes al igual que las mujeres son propiedad de los hombres o asuntos de hombres, lo que refuerza la subordinación de las mujeres al sexo masculino. Además, asocia la práctica de deportes con la masculinidad y no a lo femenino. Esto podrí­a afectar a muchas niñas y adolescentes a quienes se les limita o cuestiona jugar futbol o practicar otros deportes tradicionalmente masculinos, ya que se sienten inhibidas o temerosas de usar espacios recreativos como canchas o las calles por temor a sufrir acoso sexual o porque se cree que los espacios abiertos son para el uso de los hombres y no para las mujeres.  

En coincidencia, especialistas en género como Glenda Vaquerano y Edgar Lara consideran que la página analizada contiene violencia simbólica, debido al juego de palabras y además por el uso de la imagen de las mujeres como objeto decorativo o con la evidente finalidad de llamar la atención del público lector.   Vaquerano, abogada y docente universitaria en derechos humanos, afirma que desde el marco teórico de la violencia simbólica es evidente que las mujeres incluidas en esta página son tratadas como objetos sexuales; es decir una cosa a disposición de los hombres. La frase “Diosa del dí­a”, que acompaña la fotografí­a, puede interpretarse que las mujeres son objeto de consumo para ese dí­a en el que es publicada y además como un objeto desechable para el siguiente, ya que estará una mujer diferente.  

Habrí­a que probar el sistema, agrega, ya que desde el punto de vista jurí­dico, no es tan fácil demostrar que existe violencia simbólica porque se podrí­an enfrentan resistencias. Hay jueces y juezas sexistas que esperan ver una ví­ctima sangrando para definir que existe violencia y por tanto dudarí­an sentenciar que se está cometiendo una violación a los derechos de las mujeres. Quizás dirí­an que no se les está insultando o denigrando porque ellas lucen felices en las fotos y posando para ello. Es curioso y contradictorio que, generalmente, las deportistas casi no existen en las noticias deportivas cuando son protagonistas y sí­ las incluyen, les otorgan un espacio pequeño; difí­cilmente les darí­an un espacio como el destinado en esta página que se hace referencia.

Al consultar cualquier diccionario de la Real Academia Española, puede constatarse que cosa tiene varias definiciones, entre ellas: Lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, concreta, abstracta o virtual. Es un objeto inanimado, por oposición a los derechos creados sobre él y a las prestaciones personales. 

Las frases y la composición de la página se adecuan perfectamente a la afirmación de Alonso (s.f.): al definir que el lenguaje como  institución renueva la estructura dominante de distribución desigual del capital cultural, legitima la desigualdad, naturaliza la exclusión y participa en la reproducción del orden social, imponiendo la violencia simbólica, induciendo códigos, pero otorgando, a la vez la fantasí­a de la libertad, la creación y el mérito individual”.

¿Puede la violencia simbólica motivar conductas de menosprecio hacia las mujeres u otro tipo de violencia?, sin duda que sí­. Diversos autores señalan que puede llevar a  la disminución,  subjetivación, cosificación y en casos extremos al feminicidio.  Las “cosas” pueden ser desechadas, violentadas o desaparecidas”¦ sobretodo en una sociedad sexista, especial­mente en sectores con menores niveles de educación y que por añadidura, son machistas”. 

En opinión del especialista en género, Edgar Lara, está claro que el medio reproduce una imagen estereotipada y cosificada de la mujer; además fuera de lugar con respecto al contenido de la sección, de la cual se deriva que hay dos “cosas” importantes para los hombres: el deporte y las mujeres.

¿Qué opinan lectores salvadoreños desconocedores del tema de género, es decir un lector habitual de esta sección?.

 A tres personas de diferentes edades se les mostró la página y se les pidió mencionar ¿qué les llamó más la atención, su interpretación acerca de la intencionalidad o mensaje de la misma y a quién se dirige el mensaje?  

Un administrador de empresas de 48 años, contestó: “Al ver esta imagen (la mujer) en una posición tan grande y llamativa seguramente otras personas no leen el resto de información. Se interpreta que la mujer puede utilizarse como cosas de hombres. Es un mensaje dirigido a mujeres y hombres porque muchas mujeres también gustan del deporte”. Otro estudiante universitario de idiomas, de 19 años, coincidió en el punto de atención en la página es la mujer porque su foto es más grande y llamativa; ya que “se busca deleitar la vista con la belleza de la mujer”. Se puede interpretar que “la mujer es un objeto sexual aunque ella no aparece debajo de la frase, solo las noticias más pequeñas”. Para el tercer entrevistado, estudiante de diseño gráfico, de 17 años: “La mujer sirve para llamar la atención. Es una sección para hombres porque son cosas que a los hombres les gustan”.   

Con relación a la responsabilidad de los medios de comunicación para reforzar la discriminación en razón del sexo de las personas, la APES recomienda en el Código de Ética: “Actuar con especial responsabilidad y rigor en el caso de informaciones u opiniones que puedan reforzar estereotipos, suscitar discri­minaciones por razones de sexo, discapacidades, raza, edad, nacionalidad, etnicidad, creencias ideológicas, polí­ticas o religiosas, o aquéllas que inciten al odio, la violencia o la guerra. Además, de “Guardar especial cuidado en que el lenguaje de la redacción de la información no promueva el que se perpetúen los prejuicios y la discriminación”.

¿Qué relevancia tiene este Código frente a la LEIV? Esta última indica en el art.22, que el Ministerio de Gobernación, a través de la Dirección de Espectáculos Públicos,  Radio y Televisión, protegerá y defenderá la imagen de las mujeres en el más amplio sentido conforme a los principios constitucionales de respeto a la dignidad humana y los derechos fundamentales. Para ello, garantizará la observancia y aplicación de los Códigos de Ética de los medios de comunicación.

Desde la perspectiva de esta Ley, estamos ante un hecho de violencia simbólica, ya que la posición desde la cual se ubica la mujer incita o puede incitar relaciones de dominación y objetivización del cuerpo femenino, lo cual desencadena otros tipos de violencia contra las mujeres. Cambiar estos patrones informativos, requiere que los medios de comunicación interioricen y actúen acorde a la Ley. Además que las instancias del Estado velen por el cumplimiento de la misma”, afirmó Edgar Lara, al respecto.  

¿Cuál deberí­a de ser el rol de los medios desde un enfoque legal y ético?

Los medios ofrecen información que facilitan al receptor concebir soluciones eficientes para los conflictos que plantea la vida cotidiana; conocimiento para comprender los problemas del mundo social y cultural; la conciencia de necesidades y los medios de satisfacerlas con el resultado de una más clara definición de roles diversos. Sin embargo, existe suficiente investigación que propone lo contrario. La manipulación de los datos y de la composición de la imagen puede ser, y a menudo es, eficientemente desinformadora.

Un aporte importante de los medios salvadoreños serí­a retomar recomendaciones que van desde evitar los estereotipos negativos de género en los diseños y contenidos como un esfuerzo que podrí­a ayudar a eliminar la violencia de género contra las mujeres; emprender campañas propias con esta finalidad como ya lo hacen algunos canales televisivos y algunas radios.

También, las universidades podrí­an incluir en los planes de las distintas licenciaturas asignaturas relativas a la perspectiva de género y a los procesos de diseño y producción de objetos e imágenes con amplio sentido de responsabilidad social y ética.  

En sí­ntesis, con base a lo expuesto en los estudios y autores citados, indudablemente, la página identificada como Cosa de Hombres que publica La Prensa Gráfica, constituye violencia simbólica contra las mujeres porque legitima y naturaliza la posición de subordinación de estas en la sociedad, tal como afirma la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres. Además, las reduce a un recurso visual  para llamar la atención del lector y hay un interés evidente de relacionarlas o referirse a ellas como “cosas” de interés o de uso para los hombres.  

Por tanto, en una muestra de responsabilidad ética y legal, el periódico deberí­a suprimir esta sección de su contenido. Esto significarí­a reconocer y corregir la falta incurrida, ya sea que exista o no una sanción legal, como evidencia del compromiso ético de respetar la dignidad de las personas y evitar la discriminación en razón del sexo.  Realizar conversatorios o foros de análisis sobre estos temas a nivel interno pudiera ser un primer paso de los medios como indicador de la toma de conciencia de su importante rol social.

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Vilma Vaquerano
Vilma Vaquerano
Colaboradora
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