El empate técnico entre los dos candidatos presidenciales de la segunda vuelta electoral el domingo último, en Uruguay sorprendió a todos, incluyendo las empresas encuestadoras que daban una victoria de hasta seis puntos al opositor Luis Lacalle Pou del Partido Nacional (PN).
El analista Oscar Botinelli comentó el lunes a medios locales que, a último momento, se produjo un corrimiento importante de votantes hacia el oficialista Daniel Martínez, del progresista Frente Amplio (FA), y cree que se debió a diversos factores.
Uno de ellos podría haber sido un duro comunicado divulgado en la semana anterior por el Centro Militar, una institución social que nuclea a muchos nostálgicos de la última dictadura (1973-1985), en su mayoría retirados, quienes llamaron a “barrer al marxismo” y destilaron odio hacia la izquierda en general.
También pudo incidir un video que difundió en redes sociales el ex jefe del Ejército Guido Manini Rios, ahora convertido en líder de un partido de derecha llamado Cabildo Abierto, quien instó a los militares a votar por Lacalle Pou.
Botinelli evalúa también que el voto de miles de uruguayos que llegaron desde otros países, principalmente de Argentina, contribuyó al crecimiento inesperado de Martínez, quien estaba condenado a perder según todos los sondeos previos.
La elección terminó con un empate técnico debido a que la diferencia de unos 29.000 votos a favor de Lacalle Pou es menor que los 34.000 votos observados, aunque para Botinelli “tendría que pasar algo totalmente inédito para que el 90 por ciento de los votos (observados) se vuelque a Martínez” y se revierta la tendencia.
La Corte Electoral, que es el máximo organismo de supervisión de las elecciones en Uruguay, iniciará mañana el conteo definitivo de los votos y anticipó que recién el viernes dará a conocer el nombre del ganador.
“Todos los uruguayos debemos sentirnos orgullosos de ser un pueblo como el que somos, respetuosos del derecho, de la Constitución, del opositor” dijo el presidente saliente, Tabaré Vázquez, y destacó la convivencia y civismo de los uruguayos, que destaca en la región. Añadió que la administración actual tiene todo preparado par el período de transición gubernamental.
El nuevo presidente de Uruguay asumirá el 1 de marzo y gobernará durante los cinco años siguientes, mientras que el calendario electoral marca para mayo las elecciones de gobernadores de los 19 departamentos en que se divide el país.
Ahí nuevamente se pondrá en juego la correlación de fuerzas entre un grupo de partidos conservadores, que apunta a ser gobierno nacional, y los progresistas, nucleados en el Frente Amplio (FA), que gobernaron a nivel nacional desde el 2005 y en Montevideo, la capital, son gobierno desde 1990, en forma ininterrumpida.
FOTOS: Presidente uruguayo votando
(Cortesía presidencia de Uruguay)
