Las provincias de La Habana y Artemisa vuelven a la situación de emergencia del comienzo de la pandemia. Se paraliza el transporte desde y hacia otras regiones, los autobuses y taxis (estatales y privados) se dedicarán exclusivamente al transporte de trabajadores a los centros priorizados, por su importancia económica o social (Salud Pública, servicios esenciales, tiendas de alimentos, producción de bienes de consumo o de exportación, etc.). Se cierran todos los bares, centros nocturnos y los restaurantes solo podrán vender comida para llevar o hacer envíos a domicilio. Los turistas de estas dos provincias que vayan de vacaciones a balnearios de otras, por ejemplo a Varadero, deberán presentar en el hotel un test de Covid19, realizado 48 horas antes.
Cuadro actualizado sobre la pandemia en Cuba (Diario oficial Granma)
Cuba había logrado aplanar la curva de contagios a mínimos, hasta llegar a tener un día sin ningún caso. La percepción de riesgo se relajó, las autoridades permitieron la circulación del transporte público y autorizaron la reapertura de restaurantes, bares e incluso de centros nocturnos. La consecuencia fue que un solo bar provocó el contagio de decenas de personas provenientes de diferentes barrios de la capital. En estos lugares las personas ¨no adoptan actitudes responsables y violan las medidas de protección¨, explicó el Dr. Carlos Alberto Martínez, director de salud de La Habana. Además, se llenaron las playas y las fiestas se multiplicaron por los barrios, tras 4 meses de abstinencia musical los cubanos necesitaban desesperadamente festejar. El clarinazo lo dio una fiesta religiosa en la localidad de Bauta, en la provincia de Artemisa, a pocos km de La Habana. De allí salieron 64 personas contagiadas, algunas de la localidad pero otras de La Habana, con lo que la propagación fue mayor aún.
Sin embargo, la irresponsabilidad de la gente común no fue lo peor. El relajamiento de las medidas de seguridad y control se extendió a los centros de trabajo, donde se han producido graves contagios. El Dr. Martínez asegura que ¨los eventos institucionales son los que han creado una situación epidemiológica más compleja¨. Uno de los puntos más serios de contagio se produjo en una empresa de construcción de la zona franca de Mariel, con una treintena de casos positivos. El problema se agrava porque la estrategia cubana consiste en localizar a todos los contactos de cada contagiado, ponerlo en aislamiento como sospechoso y realizarles pruebas, en este caso en concreto fueron más de 3000. El cerco focal es muy efectivo pero implica un gasto enorme, en la actualidad hay casi 7000 personas en esa situación.
En teoría cada centro de trabajo debería realizar control de temperatura, tener personal sanitario, desinfectantes, mascarillas obligatorias y prohibición de entrada de cualquier empleado con síntomas respiratorios, de cualquier tipo. Esos cuidados se fueron relajando en la medida en que, la reducción de contagios, llevó a la gente a pensar que ya se había superado la pandemia. El rebrote del virus los trajo otra vez a la realidad con números que no mienten. Durante los últimos 15 días se detectaron 181 nuevos casos, frente a los 83 de la quincena anterior. Solo en La Habana se descubrieron 31 focos, repartidos en 10 municipios. Así, la incidencia de contagio se triplicó, pasando del 2.8 por 100 mil habitantes al 8.5.
Cuadro en el que se muestra curva ascendente en los últimos días (Universidad Johns Hopkins )
Datos de Cuba
– 11,34 millones de habitantes (2018)
– 2.951 contagiados de COVID-19
– 88 fallecidos