spot_img
spot_img

El Salvador: estado de situación de la política

¡Sigue nuestras redes sociales!

La gente aprueba y tiene confianza en el actuar del Presidente y respalda su movimiento político... lo más seguro es que el 4 de febrero de 2024 vuelvan a validar su liderazgo y lo elijan Presidente para el periodo 2024-2029, y le aseguren una mayoría legislativa para seguir el rumbo

spot_img

Por Francisco Martínez

A 15 meses y 2 semanas de la elección Presidencial del 4 de febrero de 2024, en la que también se elegirá la nueva composición de la Asamblea Legislativa, y un mes después, el 3 de marzo se elegirán Consejos Municipales y Diputados al PARLACEN, este es un momento importante para reflexionar sobre el estado de cosas en esta coyuntura de afirmación de una nueva hegemonía en la política salvadoreña.

Este momentum local se desarrolla en un escenario de crisis de cambios mundiales para la vida de las personas, sus sociedades y sus organizaciones, incluida la organización jurídica y la función del Estado, estas transformaciones también afectarán a los mercados e impactarán la sociedad, la política y las reglas del juego de la economía; lo que está sucediendo trascenderá en el tiempo, pues es más que una crisis del sistema político occidental, se trata de una crisis del orden mundial y de la sobrevivencia de las personas.

Es generalmente aceptado local y externamente, validado por analistas y muestreos de opinión pública, que en la actual coyuntura la oposición al gobierno está estratégicamente derrotada; y que, la fuerza política dominante y determinante es el movimiento que encabeza el presidente Nayib Bukele. De ahí, su anuncio de que competirá como candidato en las elecciones presidenciales de febrero 2024, dando seguridad y confianza a la población y a sus seguidores de que no hay marcha atrás con las medidas adoptadas como por ejemplo el control de la delincuencia pandilleril y de que se continuará por la ruta correcta en el interés de la gente; el anuncio dejó fuera de base a la oposición externa y sin margen de maniobra a los locales.

El artículo 152 de la Constitución en su ordinal primero, y sus requisitos, siempre fue una ventana política abierta para una acción de este tipo, pero sólo era factible de aprovechar si se tienen la correlación político institucional y los altos niveles de respaldo ciudadano. Eso es lo que Bukele y su grupo político visionaron desde que ganaron presencia y liderazgo en el frente, y depuraron a fuerza de prueba y error desde su ejercicio público en los municipios de Nuevo Cuscatlán y San Salvador, luego en la Presidencia de la República. Su convicción es que lo que están haciendo se validará históricamente, por eso, no se detienen en debates teóricos, seudo académicos, de formas o periféricos. Se concentran en fortalecer estratégicamente su alianza con la gente y asegurar acuerdos con sectores del capital, local y transnacional. Esa es su estrategia de poder.

Mientras Bukele “aprecia” el sentir popular, es cercano a la gente, habla desde la gente, se resguarda en el pueblo, reconoce el saber popular; por contraste, la oposición política y el “academicismo”, desde su burbuja, desprecian la sabiduría popular, la atacan, la descalifican por “inculta”, la menosprecian. En mi experiencia de luchador social popular, aprendí  a comprender y a guiar la acción político social desde la sabiduría del pueblo, no siempre se logra.

El pueblo no es tonto, la gente no es boba, si te apoya es porque ve espacios de solución a sus problemas inmediatos. Bukele, el político logró encontrar ese punto de encuentro para recuperar la fe y la esperanza de un pueblo frustrado, estafado por la vieja política, agotado y de rodillas ante las pandillas. Bukele el Presidente, ha sabido presentar sus acciones de gobierno como respuesta al clamor popular. Eso explica el apoyo que le da la gente, por eso hoy votarían por él, y si las cosas de gobierno se mantienen en la misma línea de estar en función de la gente, lo más seguro es que el 4 de febrero de 2024 vuelvan a validar su liderazgo y lo elijan Presidente para el periodo 2024-2029, y además, le aseguren una mayoría legislativa para continuar el rumbo. Esos son los hechos, esa es la política real.

La gente aprueba y tiene confianza en el actuar del Presidente Bukele y respalda su movimiento político Nuevas Ideas, la mayoría de los salvadoreños comprenden que la erradicación de las pandillas necesita de otras medidas de política pública, incluida la inversión social: salud comunitaria, educación, cultura, ocio, recreo, deportes en las comunidades; pero también de acciones que fortalezcan la economía de esas comunidades, asistencia crediticia, inversión en infraestructuras productivas, conectividad, innovación de servicios públicos. Sobre el bitcoin, resalto la opinión expresada por un salvadoreño en su respuesta a un sondeo de un noticiero local “…el bitcoin es demasiado temprano para un país cómo El Salvador…”

El debate sobre democracia, autoritarismo, marco constitucional, son el corsé que tratan de ponerle al pueblo para limitar el avance hacia una democracia política real y avanzar a la democracia social. Esa es la trampa, de la derecha y los intereses oligárquico-imperialistas, quieren que se siga en el marco de la democracia electoral tutelada que históricamente han controlado, su esfuerzo es circunscribir la discusión sobre la formalidad democrática y no entrar al fondo de los problemas históricos de la nación: la desigualdad, el enriquecimiento de unos y empobrecimiento de los muchos, la subordinación, la falta de oportunidades en igualdad de condiciones, el no ejercicio pleno de las libertades, la dificultad para llevar comida a la mesa.

La oposición política local y externa, mantiene un esquema de enfrentamiento al gobierno desde lo que ellos consideran políticamente correcto, desde el deber ser, desde las formas. No les importa el resultado de satisfacción de la gente, son insensibles al dolor del pueblo, veían normal la sangría humana del día a día, asimilaron la corruptela y la cleptocracia como parte del juego, se realizaban en sus oficinas porqué “accedían a información” y podían elaborar sendos reportes. Quieren seguir siendo los canalizadores de la demanda ciudadana para validarse en su papel no para resolver los problemas de la gente. Quieren mantenerse como los filtros de la demanda social, continuar siendo los calificadores de que es lo relevante y lo que debe tratarse, no por la urgencia de la gente sino conforme su mantención del estatus quo. Añoran el ancien regime.

Los opositores ignoran a propósito el hecho de que hubo una revolución política en las urnas, pero fraguada en décadas de resistencia popular. En su estrechez de mira, pasan por alto la insurrección electoral del 3 de febrero 2019 y la ratificación de este hecho con un nuevo levantamiento popular en la votación del 28 de febrero 2021. Los salvadoreños mayoritariamente hicieron ganar sin discusión a Bukele y le otorgaron, luego, una mayoría legislativa para que avanzará a la solución de los problemas prioritarios de la nación. Esos, son los hechos objetivos.

Desde las líneas opositoras analizan la política local con enfoques europeístas y se enredan en calificar y equiparar lo que acá sucede con lo que recién está sucediendo en Suecia, Italia, Francia. Hablan de que vamos camino a una dictadura, como la de Chávez- Maduro u Ortega, que estamos en una democracia i-liberal, que este régimen viola las libertades básicas, que no hay transparencia, que hay alta corrupción. No conciben que la entrevista del Presidente Bukele sea con Tucker Carlson y no con del Rincón. Es claro que no entienden lo que está sucediendo.

No logran asimilar el hastío y por ende el fuerte rechazo que la gente tiene hacia arena-fmln y todo lo que se ponga a la sombra de estos. Es inquietante, la ceguera antibukelista y la obcecada conducta de no conceder ningún mérito al gobierno. La falta de objetividad en el análisis político histórico. La decadencia de los contenidos con que argumentan sus posiciones, la validación de personeros nefastos de la vieja política corrupta. O el recurrir a lo absurdo e ilegal de recomendar a Bukele que haga fraude y que en lugar de ser candidato él, ponga un “monigote” a competir en las próximas elecciones. Están fuera de base, cayeron en la irrelevancia.

Hay sin duda, un cambio de época y esto ha puesto en crisis, en el mundo, a las viejas formaciones políticas, por no entender que la sociedad quiere que se resuelvan sus problemas concretos, no discursos teóricos o sobre las formas, quieren acción, quieren soluciones PARA YA; por eso, ante la falta de acción, renovación y adaptación, es por lo que los viejos partidos caminan con sus pancartas descoloridas, sus frases trilladas y sus estribillos desentonados hacia la extinción, arrastrando a los que están en su radio de incidencia. Acá no es la excepción.

Durante estos tres años y cinco meses de gobierno, el Presidente Bukele y Nuevas Ideas han legitimado su ejercicio del poder a partir de mostrase eficientes y eficaces en la atención de los problemas del día a día, creando sinergias institucionales actuando en acción integrada. Las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia, poniendo en el centro la vida de las personas por sobre la economía son aún muy bien valoradas por la población; el enfrentamiento frontal a la delincuencia y la derrota a los grupos terroristas de pandillas ha sido un éxito, ya que la mayoría de la gente se siente protegida frente a la delincuencia, más segura, con menos temor; La entrega de computadoras y tablets a los estudiantes de las escuelas públicas ha sido muy bien recibido por las familias sobre todo las de menores ingresos; las medidas implementadas para enfrentar la multi crisis global y de alta inflación han mitigado y resguardado a la población de mayores impactos negativos.

A este gobierno, le corresponde sentar las bases para recuperar el orden de la sociedad, prestigiar la institucionalidad estatal, darle crédito a la acción pública, elevar el valor de los bienes y servicios que se proveen a la sociedad desde el Estado. Es implementar acciones de Estado para superar el desorden organizado que imperaba, donde la sociedad era rehén de la delincuencia criminal de las pandillas y de la corruptela política.

Para un país donde el desprecio por la vida era el día a día, que hoy sea escandaloso el que se sancione a los que maltratan a las mascotas, es un avance de civilidad. Falta ponderar adecuadamente las medidas y responsabilizar a las personas de la responsabilidad de tener mascotas, deberá mejorarse el actuar de la institucionalidad pública local para crear las ordenanzas de bienestar animal y de convivencia con humanos.

Pero, es impostergable abordar desde ya y a fondo el problema de la economía de las familias, y hay que hacerlo teniendo en cuenta los pronósticos más desalentadores de la situación económico mundial, esto requerirá, claridad de rumbo, opción por lo pobres, firmeza, determinación y pragmatismo.

La crisis mundial muestra que los alimentos, los fertilizantes y la energía son centrales en la economía globalizada, asumiendo que la globalización lo más seguro es que no retrocederá sino sólo se replanteará. Localmente necesitamos recuperar soberanía en un mundo interdependiente, desarrollar con nuestra realidad particular como nación capacidad de producir alimentos y energía para resguardar la vida de nuestra gente, pero también en ese esfuerzo generar trabajo de calidad y desarrollo productivo con un mercado interno revitalizado.

En la nueva realidad mundial, no podemos cifrar nuestra expectativa de desarrollo en el sector externo. Nuestra inserción a esta nueva globalidad que se está forjando, debe ser con lo mejor que tenemos: nuestra gente, los que estamos acá y los que están afuera.

La búsqueda de nuevas relaciones político-comerciales y de cooperación bilateral, con China, Japón, Corea, Turquía, Catar, Marruecos, Arabia Saudita, más allá de nuestras relaciones naturales en Centroamérica, Estados Unidos, Canadá, México, Europa, son un buen mensaje para avanzar a un modelo autónomo de desarrollo económico sostenible, habrá que avanzar en nuestro relacionamiento con el Caribe y con el Sur.

La inversión social y en infraestructura pública deber ser la clave para el crecimiento inmediato y expandir la capacidad país aprovechando nuestra ubicación geoestratégica. Y potenciar los espacios para la inversión pública privada con consorcios internacionales.

Asentar la hegemonía, implica ponerse al frente de los graves problemas de la nación, gestionar proactiva y progresistamente los conflictos propios del ejercicio del poder hegemónico y mantener movilizada a los diversos grupos de apoyo en respaldo al gobierno y a su grupo político. Hasta ahora, las encuestas confirman ese apoyo y validan la ruta tomada.

Foto de portada: La Huella.

¡Hola! Nos gustaría seguirle informando

Regístrese para recibir lo último en noticias, a través de su correo electrónico.

Puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento.

Francisco Martínez
Francisco Martínez
Columnista y analista de ContraPunto. Consultor en temas sociolaborales, exdirigente sindical y exmilitante insurgente. Con experiencia en capacitación y organización popular, formación en finanzas corporativas y gestión de recursos humanos.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

spot_img

También te puede interesar

spot_img

Últimas noticias