Utilizar al gobierno para sacar provecho y tomar ventajas en el mercado frente a otros empresarios ha sido una práctica que históricamente se ha utilizado en El Salvador, afiliarse a un partido, y participar como candidato en una elección presidencial tiene un objetivo muy claro: llegar al Ejecutivo para promover e imponer su agenda empresarial.
Rafael Zaldívar, presidente del país 1876-1884, utilizó su poder político para eliminar las tierras comunales y nombrarlas propiedad privada que luego repartió entre la oligarquía de la época. La familia Meléndez- Quiñonez ostentó el poder por medio del nepotismo entre 1913 y 1931 y sin ningún tipo de reproche dispusieron del país como su finca privada.
Carlos Calleja anunció el pasado 3 de julio que buscará la presidencia de la República bajo la bandera de ARENA. Calleja tercera generación de migrantes españoles, educado en EE.UU. es la cabeza de la principal cadena de supermercados del país. Es un millonario que aspira a ser presidente del país.
Calleja busca ganar la presidencia para instalar un gobierno empresario, con una agenda, que responde a los intereses corporativos en general y a los intereses de su grupo de poder económico en particular.
La Familia Calleja tiene en el extranjero amigos como el magnate mexicano Carlos Slim, el ex–presidente Clinton y Frank Giustra ,un importante empresario canadiense de la minería. Aunque Carlos Calleja ha expresado a través de sus redes sociales que se considera por “convicción” ambientalista y está en contra de la minería. Hoy nadie le puede quitar de la cabeza a los grupos ambientalistas que un eventual triunfo presidencial de Calleja sería una amenaza porque implicaría una posible derogación de la ley de prohibición minera.
La minería a cielo abierto surge ante el agotamiento de yacimientos tradicionales, las grandes empresas mineras, han desarrollado tecnologías sofisticadas para la extracción de oro pero también más depredadoras. El despliegue del capital canadiense por América Latina y en particular en El Salvador se origina en la búsqueda de nichos de inversión, nuevas formas de maximización y generación de ganancias y de enriquecimiento fácil.
La ley antiminería aprobada el 29 de marzo de este año es un paso importante en la protección de la salud de las personas, los ecosistemas y la calidad del agua y de los suelos. Es inaceptable, pero no se puede negar, que existe un peligro que se pueda derogar la ley contra la minería en el caso de un eventual triunfo de Calleja en las próximas elecciones presidenciales.
Las empresas mineras canadienses con Frank Giustra a la cabeza siguen acariciando la idea de acceder a la explotación de 29 áreas de la zona norte de El Salvador donde habría abundante oro.
Ciertamente El Salvador es una mina de oro, Actualmente como producto de la lucha social se cuenta con una ley en contra de la minería, pero mientras exista oro en el país, la amenaza de la minería siempre prevalecerá, la esperanza es que los movimientos sociales defiendan sus territorios.