lunes, 2 diciembre 2024

El Salvador aún le debe a las mujeres

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Defensores de Derechos Humanos señalan que hay una regresividad en el ámbito institucional, legal y de política pública hacia los derechos de las mujeres en el país

Las mujeres en El Salvador no celebran el 8 de marzo. Es día de la mujer, pero ellas no quieren flores ni halagos, ellas quieren justicia y equidad, una deuda que por tantos años han mantenido los responsables de velar por sus derechos. Una deuda que aún continúa.

Por eso, decenas de mujeres salen a las calles de la ciudad de San Salvador este día en protesta y resistencia por sus vidas, por sus libertades y autonomías, “ocupando un espacio público que siempre se les ha negado”, dicen representantes del Colectivo de Feministas Salvadoreñas.

Son mujeres diversas, desde profesionales hasta trabajadoras domésticas, desde jóvenes a adultas mayores, desde trabajadoras sexuales hasta migrantes, artistas, lesbianas, trans, indígenas, sindicalistas, mujeres en situación de discapacidad, madres de personas desaparecidas, entre otras, pero todas defensoras de sus derechos.

Aunque El Salvador ha dado pasos tibios en el respeto a sus derechos, estas mujeres consideran que la deuda aún es grande. Expresan su repudio e indignación por las agresiones sexuales y de vulnerabilidad que viven a diario ante un sistema de justicia que las invisibiliza.

Solo para muestra, señalan que en el 2019 la Procuraduría General, a través de la Oficina de Información y Respuesta, registró 1,172 procesos diligenciados por violencia intrafamiliar y de pareja, es decir alrededor de 4 denuncias diarias por mujeres maltratadas, en su mayoría por sus propias parejas.

Lea también: Lo que no "dicen" las víctimas de violencia intrafamliar

Y, en el peor de los casos, hacen alusión a los 230 feminicidios que el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública registró para 2019, que, aunque significó una disminución del 40% en referencia a los 386 casos del 2018, aún son muertes que no tuvieron que haber pasado, que se pudieron prevenir.

“Queremos reivindicar la memoria de las que ya no están con nosotras, aquellas a quienes el sistema patriarcal capitalista les arrebató la vida (…) Por ellas seguimos luchando para que se reconozca a las mujeres como sujetas de derecho, garantizándonos el no retroceso a los derechos que hemos ganado, en materia de alcance de equidad y prevención de violencia contra las mujeres”, señalan.

Otro dato que también preocupa a las mujeres en El Salvador son los del Instituto de Medicina Legal, (IML) que para 2019 realizó 2,894 reconocimientos por violencia sexual, es decir, 8 casos diarios.

Es decir, mientras los homicidios han disminuido, la violencia contra las mujeres se mantiene en algunos delitos como la violencia sexual y las desapariciones.

Al respecto, según datos de la Oficina de Información y Respuesta de la PNC las desapariciones aumentaron de 560 (2018) a 676 en el 2019; en pocas palabras, desaparecieron 116 mujeres más que, a falta de un cuerpo, el sistema no las registra como víctimas de algún feminicidio.

“Exigimos al Estado Salvadoreño impulsar políticas públicas que fortalezcan la autonomía de las mujeres, que transforme y depure el sistema judicial salvadoreño, que apruebe una Ley de Equidad de Género, que respete la autonomía de los territorios y de nuestros cuerpos, que despenalice el aborto por salud y vida de las mujeres”, agregan representantes del colectivo.

Entre 2010 y 2019, más de mil niñas menores de 12 años quedaron embarazadas y otras 239 tenían apenas entre 9 y 10 años cuando se les atendió en algún establecimiento del Ministerio de Salud, reveló el periodista investigador Roberto Valencia al hablar sobre esta preocupante situación de los derechos de las mujeres y niñas en El Salvador.

Además, se estima que desde 1998 hasta 2019 han sido detenidas arbitrariamente 181 mujeres por razones asociadas a complicaciones obstétricas y emergencias durante el embarazo.

De hecho, por este tipo de estadísticas, la colectiva de feministas también exige a las autoridades que cesen la impunidad hacia los responsables en este tipo de casos de violencia sexual y obstétrica, así como en los feminicidios y crímenes de odio.

Violencia normalizada

El problema es que la sociedad sigue viendo como normales expresiones comunes de violencia sexista, como “las violan porque ellas lo provocan”, “si no quieren que las toquen para qué usan esa ropa”, “las mujeres son las que reproducen el machismo porque ellas crían a los hijos”, “si se casó, que se aguante”, dice Vilma Vaquerano, del Observatorio de Violencia de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz 

Para Vaquerano, aunque ha sido un significativo avance la aprobación y aplicación de la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres (LEIV), vigente desde el año 2012, no se ha logrado, por ejemplo, un número considerable de condenas por casos de feminicidios, pese a existir elementos que evidentemente lo demuestren.

De hecho, la Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD) señala que es innegable que en la nueva administración gubernamental “existe una regresividad en el ámbito institucional, legal y de política pública en materia de atención a los derechos humanos de las mujeres”.

A lo que la colectiva de feministas salvadoreñas añade que es porque “se vive en un marco de políticas de seguridad en El Salvador que legitiman la violencia hacia los cuerpos de diversas mujeres, niñas y adolescentes desde el abuso del poder y la represión”.

Un reto a largo plazo

Pero lograr que las nuevas generaciones vayan acabando con esta realidad que normaliza la violencia contra las mujeres es un reto que le corresponde a las mujeres de la actualidad y de las generaciones anteriores, según mujeres de la Asociación de Mujeres Veteranas de la Guerra Civil de El Salvador.

“Como veteranas de guerra queremos garantizar que las nuevas generaciones sean informadas apropiadamente y sensibilizadas de todo el sacrificio y heroísmo que ya se realizó y que debe seguirse realizando a fin de que las instituciones públicas prioricen el respeto a los derechos de tantas mujeres”, afirman.

Estas mujeres que estuvieron en las filas de la guerra civil salvadoreña de los años 80 aseguran que para no perder el rumbo de esta lucha por la equidad no debe olvidarse el legado de lucha de muchas antecesoras, quienes pelearon por los derechos de las generaciones actuales de mujeres “y por las niñas que son el futuro y quiénes merecen vivir en una sociedad que les garantice igualdad, respeto a sus derechos, libertad y seguridad”, agregaron.





En 2019,  la Comisión Económica para America Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) catalogó a El Salvador como el país con mayor tasa de feminicidios en toda Latinoamérica, título que confirmó la razón por la que Amnistía Internacional (AI) catalogó también a esta nación  como “uno de los países más peligrosos del mundo para las mujeres”.  

Cambiar esta situación para El Salvador y para el resto de países es una de las metas establecidas por las Naciones Unidas que aprobó en su Agenda 2030 de los objetivos de desarrollo sostenible, la Igualdad de Género, que propone “ponerle fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas a nivel mundial”.


*Fotos cortesía de Alfredo Carías.

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periodista
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