domingo, 14 abril 2024

El reto es unirnos y formarnos en la lucha mundial

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Desde las guerras internas de finales del siglo XIX y durante el siglo XX el control de la tierra se ha hecho con las armas y leyes para favorecer los intereses de los empresarios.

Históricamente la tierra ha sido disputada por la clase adinerada a los campesinos, indí­genas y negros en Colombia. Desde las guerras internas de finales del siglo XIX y durante el siglo XX el control de la tierra se ha hecho con las armas y leyes para favorecer los intereses de los empresarios. En la actualidad no cambia esta realidad, por el contrario, se ha agudizado con polí­ticas como el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 que reproduce y agudiza los conflictos sociales por la tierra. Así­ mismo, en Latinoamérica la tierra tiene el mismo valor y ha sido también causa de conflictos sociales. En esa medida la Declaración de la ONU acerca de los derechos del campesinado es una herramienta a favor del movimiento campesino colombiano y mundial para solucionar los conflictos históricos en los territorios, debido al reconocimiento polí­tico del organismo multilateral al campesinado.

Debido a esto, se han hecho diferentes encuentros académicos donde participa activamente el movimiento campesino para debatir alrededor del contenido de la declaración y alcances polí­ticos y legales. Por eso, en el marco del Foro: Declaración de la ONU sobre derechos del campesinado: Propuestas y desafí­os en Colombia, en la Universidad Nacional de Colombia que se realizó del 02 al 04 de abril de este año, participó la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (1) por medio de su delegado Diego Montón, quien hace parte del Movimiento Nacional Indí­gena de Argentina y del colectivo internacional de derechos campesinos de la Ví­a Campesina. Hablamos con Diego sobre el alcance que tiene la Declaración de los derechos del campesinado en las luchas campesinas.

¿Cuál es la importancia de participar en el Foro de los Derechos del Campesinado de la ONU MEJORAR REDACCIÓN?

A partir que la declaración fue aprobada y adoptada por la asamblea general de la ONU, en diciembre. Entramos en una etapa de cómo nos apropiamos en todos los territorios de esta herramienta para dinamizar y potenciar las luchas y también para establecer los puentes de dialogo de construcción de polí­ticas públicas para la agricultura campesina. En este foro y el de ayer donde hubo una fuerte participación campesina con experiencias, con luchas con propuestas que hacen a este nuevo proceso, el cual lo estamos promoviendo en todo el mundo para que la declaración tenga una nueva vida, una nueva vigencia.

¿De qué manera lo podrí­an aprovechar los pueblos campesinos para potenciar sus luchas por el reconocimiento?

Por un lado, es una herramienta que nos hacer dinamizar el trabajo de los territorios de base, concientizando que la ONU reconoce los derechos de los campesinos e incluso que instrumentaliza la reforma agraria como una polí­tica necesaria para que los estados la apliquen. En segundo lugar, esta declaración contiene un compendio de obligaciones de los Estados para garantizar esos derechos y estas obligaciones se transformen en una orientación hacia donde tiene que ir la polí­tica pública y las polí­ticas de los Estados. Por lo tanto, nos permite también dialogar con los Estados desde la lucha pero a su vez desde estos instrumentos internacionales.

¿Qué hace falta para que pueda ser vinculante por parte de los paí­ses comprometidos?

En  principio, ya es una herramienta y puede y debe ser tomada en cuenta por los Estados, yo creo que hay dos elementos, el polí­tico que tiene que ver con la fuerza y la unidad social en torno a esto para traducirlo  en fuerza polí­tica. y otro elemento que tiene que ver con la jurisprudencia internacional, y que es la construcción de una convención  internacional de los derechos campesinos que ya va a convertir a esta herramienta en jurí­dicamente vinculante, es decir que podremos denunciar  a los Estados por el incumplimiento. Pero creemos que para llegar a esta convención hace falta todaví­a un largo recorrido donde le demos mucha vida y vigencia a la declaración en cada municipio, en cada provincia en cada paí­s tratando de articular resoluciones, legislaciones, polí­ticas en torno a la declaración y trabajando con aliados como sindicatos de las ciudades, estudiantes, otros sectores que  vayan comprendiendo la importancia de esta declaración no solo para los  campesinos, sino para los pueblos en su conjunto porque de ahí­ viene su  alimentación.

¿Polí­ticamente hablando está completa la declaración o le hicieron falta algunos temas de la Ví­a Campesina?

No,  creo que para ser una declaración de la ONU, esta completa, es de avanzada, incorpora muchos elementos pluriculturales que hace que el derecho internacional tenga una visión pluricultural que el anterior. Oxigena el sistema de derechos humanos. Claro, a la hora de mirar las banderas, luchas y propuestas de Ví­a Campesina, es una herramienta diferente, porque no contiene todas las luchas de Ví­a Campesina. Pero creo que a este momento histórico es una declaración que está completa.

¿Desde  Nuestra América que se está impulsando para seguir posicionando la declaración y para que los paí­ses la incluyan en sus polí­ticas públicas?  

Bueno estamos incorporando la declaración a todos nuestros ejes de lucha. Este 17 de abril dí­a internacional de la lucha campesina, la declaración y los derechos campesinos van a hacer parte sustantiva de las movilizaciones en todo el mundo, asociado también a retomar la campaña mundial por la reforma agraria. Estamos también retomando todo el proceso de formación polí­tica incluyendo la declaración como una herramienta más para el desarrollo y formación polí­tica de nuestros dirigentes.

Estamos  en este tipo de foros y seminarios, hay uno a fin de mes en Honduras. Estamos promoviendo que en todo el mundo se de esta interacción de universidad-academia-movimiento campesino-funcionarios para discutir sobre la declaración, para que podamos ponerla en vigencia.

¿Cuáles han sido los aportes de la academia con respecto a esta declaración?

Bueno,  han sido muchos los intelectuales que se han venido sumando y acompañando, documentando también con métodos cientí­ficos las violaciones que í­bamos denunciando, las caracterizaciones y las incidencias de la economí­a campesina en la economí­a global y abastecimiento de alimentos. Hay grupos independientes, yo destacarí­a la  academia de Ginebra que estuvo acompañando muy firme el proceso con personas que se destacaban como expertos, y que le dieron esa complementariedad a la lucha campesina desde el mundo académico y cientí­fico y que nadie pudo rebatir en el seno del consejo de derechos humanos.

¿Considera que la lucha campesina en Nuestra América puede ser un aporte a la academia?

Bueno,  creo que cualquier cientí­fico o académico que se considere como tal, pretende que la teorí­a sirva para transformar la realidad hacia un mejor  vivir de la humanidad. De eso se trata el movimiento social, es la fuerza que le da insumo a la teorí­a y después permite que la teorí­a se vuelva praxis para la transformación.

¿Cuáles  son los retos que le quedan al movimiento campesino mundial para consolidar su reconocimiento como sujeto polí­tico de derechos?

Tenemos  un grave reto en un contexto de grave descomposición del capitalismo financiero, con una gran crisis que se ha agudizado en todos los frentes  y con una gran contraofensiva del capital en todo el mundo y en nuestro  continente principalmente. Uno de los principales desafí­os que tenemos es la construcción de la unidad en torno a una contraofensiva popular que nos permita recuperar escenarios en el continente, que nos rearticule en luchas a nivel regional. No olvidemos que la CELAC como la  UNASUR han sido totalmente desguazadas en este contexto, eran elementos  importantes con muchos déficits, pero que permití­an revivir un horizonte de unidad e integración. Así­ que fundamentalmente profundizar las luchas, profundizar la formación polí­tica y las alianzas y la unidad  en torno al socialismo en todo el mundo.

Nota al margen:

(1)  Este escenario de encuentro regional de organizaciones campesinas, hace  parte a su vez de la La Ví­a Campesina, escenario mundial de organizaciones campesinas cuya carta sobre el ser campesino y su reconocimiento polí­tico, fue el documento que trabajó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para debatir y elaborar la declaración en su asamblea general el 30 de octubre del 2018.

(*)  Wilmar Castillo, miembro de la Secretarí­a de Formación y Comunicación del Coordinador Nacional Agrario, asociación campesina miembro de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo -Cloc-.

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Wilmar Harley Castillo
Wilmar Harley Castillo
Comunicador social, especialista en Política Pública para la Igualdad. Columnista y comunicador de ContraPunto
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