El principal problema del país

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Toda encuesta que se respete, tiene una pregunta clave, para entender lo que piensa una nación, Generalmente es la primera pregunta del cuestionario: En su opinión. ¿Cual es el principal problema que enfrenta actualmente El Salvador? En el pasado reciente, normalmente, en las respuestas de las personas entrevistadas se alternaba la seguridad y/o lo económico. En el momento actual, el principal problema del país es el COVID-19, claro eso es evidente.

Lo distinto en la última encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) es que: después de la pandemia, como principal problema de país, las personas encuestadas contestaron, que el segundo  problema en importancia es la confrontación entre los Órganos de Gobierno y otras entidades estatales.

La confrontación política en sí misma no es mala, si es entendida como un encuentro cara a cara, donde dos o más partidos políticos  discuten sus diferentes puntos de vista, opiniones y a partir del enfrentamiento de ideas encuentran soluciones a una determinada cuestión. La confrontación surge necesariamente de las diferencias y es muy importante si contribuye a encontrar  las soluciones más acertadas para los problemas.

En la actividad entre partidos se puede admitir que la confrontación se vea como normal, la verdad es que esto es así­,  forma parte del juego polí­tico. Pero una cosa es aceptar que la confrontación es de la esencia de la polí­tica y otra cosa es soportar la confrontación estéril.

 Es claro que los partidos polí­ticos, para seguir existiendo, deben confrontar. Pero lo que no se vale es el juego de la confrontación estéril, pues un ambiente enrarecido solo lleva a un callejón sin salida, a una polí­tica sin sentido, que es nefasta porque no permite superar los desafíos nacionales.

Una confrontación productiva, es útil, posibilita concretar acuerdos básicos de nación y da lugar a la elaboración de polí­ticas de Estado que son las que perduran más allá de un gobierno.

Es una realidad, que la confrontación aumenta en periodos electorales, pues lo que se busca es ganar votos a partir de desgastar al adversario, la intención es hacerlo pagar un costo polí­tico por sus errores, para tener más posibilidades de triunfar en las elecciones.

La confrontación estéril no sirve: interfiere o paraliza la gestión pública, y contribuye al desencanto de la ciudadaní­a. Hay que tener en cuenta que la confrontación estéril y la polarización no van a desaparecer por sí mismas o por el mero paso del tiempo o mucho menos por hacer llamados en abstracto a la no polarización; se necesita un plan ciudadano para combatir y derrotar y se tiene que elaborar pronto.

En la encuesta está claro y la gente lo expresa en las redes sociales, hay consenso, la llamada clase política debe terminar con la confrontación estéril y trabajar en función de lograr soluciones a los desafiantes problemas actuales.

Miembros de los Órganos de Gobierno y otras entidades estatales están engañados, viven fuera de la realidad, si creen que alguno de Ustedes gana con el insulto, la descalificación, los gritos. Decepcionan a la ciudadanía, es deprimente su desempeño, es un juego en el que todos pierden.  Que quede claro: La única actitud sensata, en la coyuntura actual es poner por encima de los intereses personales o de grupo, el interés superior de la nación  y  buscar acuerdos para sacar adelante al país.

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Roberto Cañas
Roberto Cañas
Analista polí­tico
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