Funcionarios, fiscales, policías y militares, incluso la Interpol recibían sobornos del cártel de Sinaloa, según los testimonios dados en el juicio contra el capo mexicano
Las acusaciones de sobornos que han aflorado en el juicio contra Joaquín "Chapo" Guzmán en Estados Unidos resaltan la corrupción entre las autoridades mexicanas, sobre todo a nivel estatal y municipal, que permitió al narcotráfico expandirse.
Durante el juicio, Jesús "Rey" Zambada, exaliado del Chapo y hermano de Ismael "Mayo" Zambada, otro líder del cártel de Sinaloa, dijo que Guzmán tenía comprados a fiscales, policías y militares mexicanos y hasta a la Interpol.
Este martes, Zambada dijo que entregó dos maletas con un total de entre seis y ocho millones de dólares en sobornos al exsecretario de Seguridad Pública mexicano Genaro García Luna en 2005 y 2006.
Incluso el abogado del Chapo, Jeffrey Lichtman, acusó al expresidente Felipe Calderón (2006-2012) y a su sucesor, Enrique Peña Nieto, de haber recibido sobornos del Cártel de Sinaloa, lo que ambos negaron enérgicamente.
Aunque los analistas aseguran que es difícil probar sobornos al nivel de los presidentes y autoridades federales de alto rango, la corrupción entre autoridades locales es más evidente.
"La corrupción dentro del gobierno estatal y municipal es endémica", dijo Mike Vigil, exagente de la DEA.
"Ellos controlan la policía estatal y la policía municipal, entonces los mafiosos van con ellos y pagan para que protejan los cargamentos que van a pasar", agrega.
El Chapo, uno de los jefes del narco más famosos del mundo, es acusado de 11 delitos, incluido el envío a Estados Unidos de 155 toneladas de cocaína, y si es hallado culpable puede ser condenado a cadena perpetua.