lunes, 15 abril 2024

El Chapo condenado a cadena perpetua

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El Chapo fue acusado de traficar o intentar traficar 1.213 toneladas de drogas a EEUU durante un cuarto de siglo, así­ como 1,44 toneladas de base de cocaí­na, 222 kg de heroí­na, casi 50 toneladas de marihuana y "cantidades" de metanfetaminas

El narcotraficantes mexicano Joaquí­n "Chapo" Guzmán, uno de los delincuentes más célebres y ricos del mundo, fue condenado este miércoles por un juez de Nueva York a pasar el resto de sus dí­as en una cárcel de Estados Unidos, tras un largo juicio después de ser extraditado desde México, de acuerdo a AFP, así­ como otras agencias internacionales.

Brian Cogan, el juez federal de Brooklyn que presidió su caso, recordó su "crueldad abrumadora" en una audiencia que duró menos de una hora, y dijo que debí­a sentenciarlo por ley a prisión de por vida más 30 años adicionales, como solicitaba el gobierno estadounidense.

El capo narco tiene 62 años. Llegó a escuchar su sentencia vestido con un traje gris y por primera vez luciendo un espeso mostacho en la corte; escuchó serio la sentencia y se quejó de que el juez se negó a realizar un nuevo juicio.

La defensa solicitaba un nuevo proceso porque un jurado anónimo contó a Vice News que accedió a las redes sociales y medios de prensa durante el proceso, al igual que varios otros jurados, algo prohibido y que puede haber influido en el veredicto.

"Ya que el gobierno de Estados Unidos va a enviarme a una prisión donde nunca más van a escuchar mi nombre, aprovecho para decirles: aquí­ no hubo justicia", dijo en español el Chapo al juez Cogan.

Fue la primera vez que habló en público desde que fue extraditado a Estados Unidos en enero de 2017, y no pidió disculpas por sus crí­menes.

"Estados Unidos no es mejor que cualquier otro paí­s corrupto que ustedes no respetan", afirmó.

El Chapo fue acusado de traficar o intentar traficar 1.213 toneladas de drogas a este paí­s durante un cuarto de siglo, así­ como 1,44 toneladas de base de cocaí­na, 222 kg de heroí­na, casi 50 toneladas de marihuana y "cantidades" de metanfetaminas.

Durante el juicio, la acusación presentó pruebas de que el Chapo ordenó la muerte o torturó y mató él mismo a por lo menos 26 personas o grupos de personas, incluidos supuestos informantes, narcos rivales, policí­as, socios y hasta familiares.

Luego de un rocambolesco juicio de tres meses, lleno de momentos escabrosos y surrealistas, el 12 de febrero un jurado le declaró culpable de 10 delitos de narcotráfico, lavado de dinero y posesión de armas de fuego.

El gobierno estadounidense celebró la sentencia de quien considera el mayor narcotraficante del planeta desde la muerte del colombiano Pablo Escobar.

"Nos aseguraremos de que pase cada minuto de cada dí­a del resto de su vida en prisión aquí­, en Estados Unidos", dijo a periodistas el fiscal federal de Brooklyn, Richard Donoghue.

"Hoy se hace justicia para el pueblo estadounidense. Se hace justicia para México, cuyas instituciones fueron corrompidas durante décadas por Guzmán y el cartel de Sinaloa", señaló por su lado Brian Benczkowski, fiscal general adjunto de la división criminal del departamento de Justicia.

Se quejó de la cárcel

El Chapo también se quejó ante el juez de sus condiciones de reclusión en la cárcel de Manhattan donde ha estado detenido en aislamiento casi total desde hace 30 meses.

Lamentó la falta de luz natural, de aire fresco, el fuerte ruido de los ductos de ventilación, que no lo dejan abrazar a sus pequeñas hijas mellizas -que no acudieron a la sentencia- y recordó que su esposa Emma Coronel, una exreina de belleza de 30 años, no ha podido nunca visitarlo ni tocarlo.

"Ha sido una tortura las 24 horas, emocional, psicológica, mental", dijo. "Es de lo más inhumano que he pasado en mi vida".

Cuando entró y salió de la sala, el Chapo lanzó besos a Coronel y se tocó el corazón, y ella, vestida con un traje blanco y negro, hizo lo mismo.

La historia de una ví­ctima

Durante la sentencia, Andrea Fernández Velez, una colombiana que el Chapo intentó una vez matar y que cooperó con el gobierno y tiene ahora una nueva identidad secreta en Estados Unidos contó su historia.

Velez, exasistente del narco colombiano y socio del Chapo Alex Cifuentes, tení­a una agencia de modelos en Ciudad de México, una empresa fachada que en realidad ofrecí­a prostitutas a funcionarios mexicanos, todo pagado por el Chapo.

El Chapo "ofreció un millón de dólares a los Hells Angels (una pandilla de motociclistas) para acabar con mi vida", relató llorando y mirando al capo, pero éste solo tení­a ojos para Coronel.

"Eso me causó un daño psicológico, afortunadamente me enteré y escapé con la ayuda del FBI", contó Velez.

En el juicio, Cifuentes contó que a pedido del Chapo, Velez ofreció a un general mexicano no identificado 10 millones de dólares para que dejara de perseguir al capo. Pero el militar rechazó la oferta, y el Chapo, furioso, decidió matarla cuando ésta estaba en Canadá.

El juicio fue un fascinante viaje a uno de los mayores y más despiadados carteles de la droga.

La fiscalí­a presentó abrumadoras pruebas de la culpabilidad del acusado y convocó al proceso a 56 testigos, incluidos 14 exsocios, amigos y hasta una amante del Chapo que se escapó con él desnudo corriendo por un túnel.

El gobierno estadounidense busca requisarle más de 12.600 millones de dólares, la suma que habrí­a amasado. Pero hasta ahora no ha podido incautar al Chapo ni un centavo.

El Chapo, protagonista de dos espectaculares fugas de prisión de cárceles mexicanas, probablemente cumplirá su sentencia en la cárcel de Colorado ADX Florence, conocida como la "Alcatraz de las Montañas Rocosas" y considerada la más segura de Estados Unidos.

Secuestro, tortura y asesinato, reporta El Paí­s

Las pruebas, como dijo el juez, eran abrumadoras y demostraron cómo Guzmán utilizó el secuestro, la tortura y el asesinato como herramientas para disciplinar a los miembros de la organización y contra aquellos que actuaban contra los intereses del cartel. La Fiscalí­a permitió que una de las ví­ctimas de El Chapo hablara en la vista de este miércoles. Se trató de Andrea Vélez, quien trabajó para el cartel, hasta que, explicó, Guzmán puso precio a su cabeza por valor de un millón de dólares. Vélez contó que los miembros de la organización le advirtieron de que si se alejaba de ellos, saldrí­a "en una bolsa de plásticos con los pies por delante". Ahora, asegura que da la cara públicamente para que las personas que se ven tentadas a sumarse en el negocio de la droga, no lo hagan. 

El juicio ha servido para presentar con gran detalle cómo el cartel operaba y moví­a el dinero para funcionar. Los retornos que generaba la venta de la droga se reinvertí­an en nuevos cargamentos, dar seguridad a los enviados a través de sobornos a las autoridades y financiar las guerras con organizaciones rivales. En paralelo, además, se utilizaron varios métodos para blanquear el efectivo.

El reto ahora es identificar las propiedades y sociedades que utilizó El Chapo. Joaquí­n Guzmán llegó a estar en la lista de multimillonarios de Forbes y varios testigos relataron su vida de nuevo rico durante el boom de la coca en los años ochenta. Pero su defensa insiste en que El Chapo es solo un pobre campesino endeudado que pasó su vida huyendo de la justicia y que el verdadero lí­der, Ismael El Mayo Zambada, sigue prófugo. De hecho, la defensa de El Chapo trató de desmontar la causa del Gobierno estadounidense diciendo que su procesamiento era una conspiración junto a las autoridades mexicanas para mantener a Ismael Zambada al frente.

Ambición

El caso ha demostrado también cómo la sed de notoriedad y la ambición de El Chapo por controlarlo todo acabaron convirtiéndose en su mayor vulnerabilidad. Es lo que le puso en manos de la justicia estadounidense. Algunos de los colaboradores con la justicia fueron sentenciados recientemente, como Vicente Zambada Niebla, quién se ha beneficiado de una reducción importante de la condena por su colaboración en el proceso. También Edgar Galván.

La atención de la justicia de EE UU se dirige ahora hacia los Chapitos. Justo un dí­a después del veredicto del 12 de febrero en el que el jurado popular declaró culpable a El Chapo, se presentaron cargos contra dos hijos de Guzmán, Joaquí­n y Ovidio. Los dos hermanos deben ser aún arrestados para poder ser extraditados a EE UU y someterse a juicio en la corte federal en el distrito de Columbia. Los cargos se presentaron basándose en el testimonio de los arrepentidos.

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