El director del zoológico de Karlsruhe, en Alemania, está criando “a mano” a un polluelo de dos semanas de guacamayo jacinto, una especie de loro en extinción.
“Se siente cómodo en mi mano caliente”, afirma Matthias Reinschmidt mientras el pequeño loro se acomoda en su mano buscando calor. El guacamayo jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus) nació pesando solo 26 gramos, pero ahora ya tiene casi el tamaño de un puño y pesa unos 125 gramos.
El pequeño pájaro, aún sin nombre, nació el 11 de mayo de un tercer huevo en el zoológico de Núremberg. Eso no es bueno, según explica Reinschmidt: normalmente, los guacamayos ponen dos huevos y pueden criar a las crías que nacen de ellos. Sin embargo, si excepcionalmente ponen un tercer huevo y de él también nace un polluelo, los padres no se ocupan de él.
Reinschmidt trajo el polluelo de Núremberg y se ocupa de él desde entonces. Aún no está claro si se trata de un guacamayo macho o hembra.
Para Reinschmidt, que es un reconocido experto en loros y ya ha criado muchos, el cuidado del pequeño guacamayo jacinto es un trabajo de 24 horas. De momento, el polluelo necesita comida cada dos horas, de día y de noche. Por eso, Reinschmidt lleva a su pequeño protegido al trabajo por la mañana en una caja calentadora especial y se lo lleva consigo a casa por la tarde. El loro pasa el día en un gran armario calefactor. En unos 100 días, habrá alcanzado su peso máximo de 1,5 a 1,8 kilos, pero tendrá que alimentarse a mano durante al menos un año.
Los guacamayos jacintos son la especie de loro volador más grande y llegan a medir un metro, incluidas las plumas de la cola. Según la información del zoológico, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) colocó a esta especie en su lista roja de especies amenazadas. Se cree que solo quedan unos 5.000 animales en libertad.
En el zoológico de Karlsruhe viven ya dos guacamayos jacintos adultos, también de Núremberg, criados igualmente por Reinschmidt y descendientes de la misma pareja de guacamayos jacintos de Núremberg. Ahora solo falta que el polluelo crezca para que pueda reunirse con sus dos hermanos en la pajarera de Karlsruhe.
