El país después de las tormentas debe entrar en modo de control de daños, analizar la coyuntura con frialdad, enumerar la destrucción, que es cuantiosa y grave. Es importante conocer ¿En qué situación estamos? Las tormentas generaron una crisis en múltiples dimensiones y grados para el país. Tenemos el corazón partido. Partir de lo conceptual ayuda para entender la realidad, en primer lugar, es necesario definir, establecer: ¿De qué estamos hablando, cuando hablamos de control de daños? Este concepto hace referencia a situaciones graves de adversidad, se define como la capacidad de un país para absorber el daño y sacar adelante al país.
La Teoría del Control de daños señala que, ante una tragedia, las medidas deben estar centradas en atender las zonas afectadas y con una terapia intensiva buscar que los efectos más inmediatos de la desgracia cesen de inmediato y tratar los daños colaterales. Durante el control de daños es recomendable una transparencia absoluta, al informar sobre el impacto de las tormentas, y lo que se hizo para enfrentarlas. La opinión pública necesita saber qué ¿está pasando y por qué?, para tener los elementos para poder transformar esta adversidad en una oportunidad para sanar las heridas.
Las tormentas se convirtieron en un desastre, en El Salvador un fenómeno natural se convierte en desastre humano por la Vulnerabilidad socioambiental en que viven millones de salvadoreños, que los hace susceptibles de perder su vida y patrimonio por su condición de pobreza. Son miles de familias, las que viven a las orillas de ríos y quebradas o al pie de barrancos; sufren mucho por deslizamientos del terreno, desborde de los ríos, inundaciones
Durante el control de daños la sociedad civil no se debe quedar paralizada, aturdida, muda, Solo mirando como se termina el país. No puede quedar en shock. Sin proponer: nada, sin hacer nada, Sin ayudar a nadie. En un momento en que los daños que tiene el país son incalculables.
“Cuando llega la desgracia, nunca viene sola, sino a batallones”. Es Shakespeare, que nos invitan a reflexionar sobre nuestra vida y como estamos lidiando con ella. Algunos batallones son la crisis económica, política, social que nos agobian. Los números acerca de cómo quedara la economía nacional post pandemia según FUSADES son perturbadoras: las proyecciones del PIB una contracción entre -5.4% y -7.4%, la mayor caída en 4décadas, La pobreza aumentaría de 30.9% a 51.4% por la reducción del empleo y las remesas, significa que entran 1.36 millones de personas a la pobreza. Pobres totales en 2018, 2.05 millones, con este escenario aumenta a 3.41millones.
La crisis política, sin precedentes, todo en medio de una campaña electoral, que empeorara las cosas. Con una discusión política que no aporta, llena de insultos, descalificaciones, se buscan culpables, en una confrontación estéril.
Hay que insistir una y otra vez: En la necesidad que, a través del diálogo se busque una solución política negociada al conflicto, para llegar a un nuevo Acuerdo de Nación, a fin de solucionar los problemas generados por otros batallones: la violencia y la crisis ambiental, entre otros. Que la Fuerza nos acompañe.