Ante los efectos del cambio climático, entidades y países tienen clara la necesidad de generar nuevos modelos sostenibles y amigables con el medio ambiente. Entrelazar la economía y la sostenibilidad supone un reto al que muchos responden con propuestas como la agroecología, la agricultura a pequeña escala y la economía solidaria.
La agroecología es un tipo de agricultura alternativo frente a las prácticas convencionales, por lo general basadas en el despilfarro del agua, los productos químicos y los monocultivos. Busca la sostenibilidad y la productividad mediante la aplicación de conocimiento ecológico.
Tema relacionado: ¿Hacia dónde va el agro en El Salvador?
Según la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria de la Región Central (FECORACEN), el emprender en la agroecología propicia beneficios en diversas vías; uno de los más importantes es la economía familiar que deja de depender de la dinámica convencional. Entre las técnicas que se pueden usar se encuentran la preparación profunda del suelo, uso de la composta, uso de semilleros (almácigos), siembra directa, asociación y rotación de cultivos, uso de semilla criollas y otros.
Un reciente estudio elaborado por We Effect – Centro Cooperativo Sueco, revela que el sector agrario juega un papel clave para asegurar el abastecimiento de alimentos a nivel global, no obstante, se enfrenta a una serie de desafíos, entre ellos a la necesidad de implementar métodos de cultivos sustentables y de menos impacto en el ambiente.
La organización destaca la necesidad de recuperar la agricultura sostenible y la restauración de la economía campesina y familiar, vista esta como un factor determinante en la seguridad y soberanía alimentaria, el desarrollo nacional, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ambiental.
Los hallazgos del mismo estudio revelan que en la región se ha reducido el apoyo a la agricultura y además que esta se vuelve no sostenible, pues tiene a su base el uso de agroquímicos, el monocultivo e inversiones a corto plazo, haciendo que la condición de pobreza no se reduzca. Además expone la salud de la población.
Le puede interesar: El medio ambiente salvadoreño, enfermo e incierto.
Por otro lado, el tema de la soberanía alimentaria y la economía solidaria van de la mano, según la economista Evelyn Martínez Mejía, ya que benefician a las mayorías populares, al campesinado, a las mujeres, a los excluidos.
En esta línea, Martínez recuerda que en El Salvador no existe ningún instrumento legal que garantice la soberanía alimentaria. Desde 2006 hasta la fecha, más de 11 propuestas de ley han llegado a la Asamblea Legislativa pero no han sido estudiadas.
¿Cómo dar solución a la problemática?
Organizaciones y técnicos sugieren emprender la agricultura de familia a pequeña escala, enfocándose en la agroecología y con más atención a las mujeres ya que incrementa la nutrición y los ingresos en la familia, además de aportar a las cadenas de valor.
La atención hacia la agricultura y con enfoque en las mujeres toma aún más valor y genera mayor incidencia considerando que en regiones como Latinoamérica, “el rostro de la pobreza es muchas veces una mujer campesina”.
En esta línea es que se sugiere apostarle a la agricultura sustentable que contribuya al entorno social y económico, al clima y medio ambiente. En el caso particular de El Salvador el reto es mayor porque hay que reivindicar el agro que ha estado por muchos años relegado.
Lea además: Una apuesta para fortalecer el agro salvadoreño.
La lucha por impulsar una economía sostenible tiene a su base impulsar medidas que tenga como enfoque el cuido del medio ambiente y la permanencia de los recursos en el futuro. A las ya mencionadas se suman también los esfuerzos reforestar las áreas más vulnerables y generar resiliencia ante el impacto del cambio climático.
Otra de las necesidades más urgentes según la aprobación de la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional para que la población tenga acceso a una alimentación sana, apoyo para el emprendimiento de proyectos agrícolas y una comercialización justa, así como una política que promueva la agroecológica a nivel nacional.