El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se dirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en un discurso donde subrayó los avances que su país ha logrado en los últimos cinco años, destacando una transformación profunda en seguridad, estabilidad y reconocimiento internacional. Durante su intervención, también lanzó una advertencia sobre la rápida decadencia que, en su opinión, enfrenta el mundo actual.
Bukele comenzó su discurso recordando su primera aparición ante la ONU en 2019, cuando El Salvador era conocido principalmente por su violencia y la presencia de pandillas. Afirmó que, en ese entonces, muchos ni siquiera sabían ubicar al país en el mapa. Sin embargo, enfatizó que esa imagen ha cambiado radicalmente. “Hoy vengo como presidente de un país que ahora tiene voz en el mundo”, expresó.
El mandatario destacó la labor de su gobierno para recuperar la seguridad, afirmando que El Salvador, antes conocido como “la capital mundial de los homicidios”, se ha convertido en “el país más seguro del hemisferio occidental”.
Además de los avances en seguridad, Bukele mencionó el resurgimiento de la industria turística salvadoreña, que ha atraído eventos internacionales de surf y entretenimiento, y cómo miles de salvadoreños que emigraron en busca de mejores condiciones han comenzado a regresar.
Pese a estos logros, Bukele admitió que aún queda mucho por hacer, pero aseguró que El Salvador está en el camino hacia una “verdadera independencia y libertad plena”.
Por otro lado, el presidente reflexionó sobre la situación global, comparando el avance de su país con lo que considera un declive en otros lugares del mundo. Según Bukele, mientras El Salvador se vuelve más seguro, el mundo enfrenta una creciente inseguridad, pesimismo y división. “El mundo libre ya no es libre”, señaló, refiriéndose a la erosión de derechos como la libertad de expresión.
Bukele advirtió sobre una “nueva era oscura” que, a su juicio, está comenzando a nivel global. Sin embargo, aseguró que su país puede ser un “refugio ante la tormenta que se avecina”, protegiendo libertades como la expresión y la propiedad privada.
Concluyó su intervención mostrándose optimista sobre el futuro de su país, pero advirtió que mantener la libertad recién conquistada será un desafío en un mundo que, según él, se vuelve cada vez menos libre.
“Tal vez sea demasiado tarde para evitar los tiempos oscuros que enfrenta nuestro mundo hoy, pero no es demasiado tarde para construir un arca y capear la tormenta”, finalizó.