lunes, 15 abril 2024

Acercamiento a la poeta Emy Castillo

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El universo poético que propone Emy Castillo es: lluvia-llanto, semilla-alimento, sed del pueblo-sed de Dios, muerte-maldad, envidia-peste, paz-versos

El poema “Lluvia” es hermoso. El o la lectora advierte la musicalidad de los versos. La lluvia cae, constante, sin azotar, pero perceptible. Intuyo la intencionalidad de hacer llover con y a través del reflejo y cadencia de las palabras y por eso el eco de su caída se escucha-lee en cada estrofa. Emy nos fertiliza con su lluvia para luego deslizarnos su voz y murmurarnos que el mundo, el aquí y ahora de los lectores, debe ser lavado de la sangre derramada por maldad, de pestes y envidias y cual relámpago confiesa su anhelo de paz para que vivamos en constante germinación de esperanza. El tropo es el agua, como lluvia que ablanda, que incuba la semilla en la tierra, que con el embarazo tierra-semilla-tiempo nacerá el alimento para saciarse y saciarnos. Pero también esa agua es llanto celestial, que debe caer hasta que la fatalidad divina se canse, porque ese torrente se unirá al final de sus versos con sus lágrimas y juntas viajarán fusionadas hasta el mar. Ya en el océano, sus lágrimas solidarias, llanto de desesperación e imploro, transmutarán en masa acuífera poderosa y rugiente, que en su oleaje besará a cada instante la tierra dolida, desesperanzada y ansiosa de ser fecundada, y otra vez, aguas danzarinas, volarán al cielo llamadas por el ardiente sol. Luego, invocadas por la poeta, caerán con renovadas esperanzas para insuflar vida a las semillas de buena fe que cada humano siembra día a día. Y el universo poético que propone Emy Castillo es: lluvia-llanto, semilla-alimento, sed del pueblo-sed de Dios, muerte-maldad, envidia-peste, paz-versos: 

Sandra Emilia Castillo es la mano que escribe los dictados poéticos de Emy Castillo, su seudónimo literario. Pero es menester hablar un poco sobre la persona que se ¿atrinchera? ¿oculta? en Emy, su yo poético.  La salvadoreña Sandra Emilia Castillo es y hace varias cosas a la vez, lo que la convierte en titular de lo que Roque Dalton señaló en “Poema de Amor”: una hácelotodo, auténtica compatriota y hermana. Ella se graduó de la Universidad de El Salvador en Profesorado en Letras, siguiendo su vocación y primer amor de vida: la literatura. Luego se encontró con el desierto laboral para los amantes del arte y se vio inspirada a estudiar Derecho. Obtuvo la Licenciatura en Ciencias Jurídicas, también de la Universidad del pueblo. Y su formación en las ciencias de la educación potencializó que trabajara como profesora. Damos por entendido que durante todos sus años de estudios universitarios creció no solo como intelectual, sino como buscadora de su voz poética, de exponerse a la vida para que su diafragma sensible vibrara, gozara y sufriera con los vaivenes del día a día, para luego volcarse en los versos que, poco a poco y como artesana dedicada ha ido terminando y guardando, ¡porque ha guardado más que publicado!, pero este celo no es egoísmo o desinterés, sino modestia. La obra apresurada, espontánea, ligera y de fácil exposición no es, ni refleja, el camino para conocer y aquilatar a Sandra, la profesional del Derecho, de las Letras, de la Educación, amiga, esposa, madre, maestra, compañera de caminos azarosos y de ilusiones renovadas. Sandra Emilia Castillo es la poeta por descubrir y merecedora de abrirle espacio en las letras nacionales. He tenido el privilegio de leer parte de su obra inédita como: “Genealogía”, “Nuestro Santo Pastor-Mártir”, “Mi venta” y otros., y hago votos porque se difunda y conozca por el bien del espectro cultural salvadoreño. Ese día llegará, sin duda.

En tiempos de Pandemia y de recogimiento social, pero también de insensateces y con discursos oficiales poco sensibles a la composición social de El Salvador, entre ellos los pobres, quienes se ven gravemente afligidos por la falta del sustento diario, la poeta alza su voz para visibilizar la lucha de una mujer que vende en las calles su fruta para generar algunas monedas. Tal acto de sobrevivencia, es llamado por el innombrable como un acto egoísta, vanidoso y orgulloso. El poema “Mi venta” es dolorosamente cierto y la poeta lo retrata magistralmente. Vale la pena leerlo, pero por su longitud no cabe en este artículo. Recomiendo buscarlo y degustarlo.

(*) El autor es Master en Literatura y escritor salvadoreño residente en Washington DC.

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Grego Pineda
Grego Pineda
Escritor de la diáspora salvadoreña en EE. UU, Magíster en Literatura Hispanoamericana, columnista y colaborador de ContraPunto
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