domingo, 11 mayo 2025

A pesar de todo, el Arte

¡Sigue nuestras redes sociales!

Son tiempos inesperados de encierro, incertidumbre y aislamiento humano. Fuimos sorprendidos por algo tan micro, pero de efectos macros. La Humanidad ha sido puesta a prueba y el tiempo dirá si estuvimos a la altura de las circunstancias o si por pigmeos mentales y espirituales pagamos con más pérdidas de las que debíamos. Por ahora basta con no enloquecer.

Las redes ¿sociales?, cual gigantescas ventanas, se abrieron para que el mundo entero se mirara y remirara. El internet estaba allí para ¿salvarnos?, y es a través de las múltiples plataformas cibernéticas donde se perciben imágenes y voces de un conglomerado universal que no sabe cómo lidiar consigo mismo. Millones usan esos espacios para expresar sus ideas, sentimientos, temores y esperanzas, el punto es no sucumbir en el enclaustramiento de la individualidad, urge ser visto, escuchado, ¿entendido/a?, ¿comprendido/a?, en fin, hay millones de monólogos pululando en el ciberespacio. Mientras el encierro e incertidumbre sigue tenaz, mordiendo nuestra paz cotidiana y carcomiendo nuestras seguridades.

A pesar de lo que vengo diciendo, hay un claro espacio de encuentro consigo mismo que viabiliza nuestras energías afligidas. Es algo que podemos practicar en paz, ajenos a la mercantilización de la pandemia, en los momentos que nos plazca o que necesitemos. Sin tener que exponer, irracionalmente, nuestro desamparo a otras soledades agudizadas con un existencialismo exacerbado. La practica es activa o pasiva, según la inspiración o depresión, capacidad y recursos. Me refiero a practicar cualquiera de las manifestaciones artísticas, como pintar o escribir, entre muchas más. “Escribir es en cierto modo formalizar nuestras obsesiones, ponerlas en palabras y liberarnos de ellas. Es un acto de fe y de coraje pero también de liberación. Al hablar de nuestras dificultades y problemas, al objetivarlas y fijarlas fuera de nosotros en palabras, en cierto sentido nos deshacemos de ellas o las miramos desde afuera”, dice Alonso Cueto, prominente escritor peruano, en su exquisito libro La piel de un escritor, el cual recomiendo a los ávidos o novatos lectores y con especial interés a los escritores.

Pero también se puede disfrutar y gozar la lectura de lo que plazca a cada uno. Leer es una alternativa que debe ser utilizada porque, desde cualquier punto que se mire, deja réditos apreciables y enriquecedores al nivel de vida del lector o lectora. “Si bien es cierto que nos olvidamos del mundo real mientras leemos, después de la lectura volvemos a él convertidos en otras personas. Los autores acomodan, idealizan, deforman, degradan la realidad, y ese prisma es el que nosotros mantenemos con nosotros, en nuestra biblioteca personal”, concluye el escritor de profusa obra publicada y nos recuerda que: “La imaginación de cada uno de nosotros es, en otras palabras, equivalente a los libros que hemos leído y que conservamos en la memoria.”

Leamos y escribamos, pues, como un antídoto contra el tedio de esconderse del Covid-19, o de esperar que pase sin dejarnos mayores daños o para superar/paliar cualquier asalto a mansalva a un ser querido. Leamos y escribamos, es bueno.

¡Hola! Nos gustaría seguirle informando

Regístrese para recibir lo último en noticias, a través de su correo electrónico.

Puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento.

También te puede interesar

Participe con su comentario

Grego Pineda
Grego Pineda
Escritor de la diáspora salvadoreña en EE. UU, Magíster en Literatura Hispanoamericana, columnista y colaborador de ContraPunto

Últimas noticias