Un anuncio de enorme proyección

El anuncio del Gobierno donde ofrece 5 mil pasaportes gratuitos a profesionales extranjeros "merece seguimiento y apoyo": Ricardo Sol Arriaza.

Por Ricardo Sol Arriaza.

Iniciativa relevante: el Gobierno de El Salvador ofrece 5,000 pasaportes gratuitos a científicos, ingenieros, médicos, artistas y filósofos altamente cualificados del extranjero. Se trata de un enunciado, que aún sin conocer a fondo el proyecto, merece seguimiento y apoyo. Las razones las explico a continuación.

La iniciativa, aunque –como es ya “normal”—sumará de manera inmediata detractores y agoreros, que esperemos que solo sean verbales. Lo cierto es que, como me lo recordó una antropóloga amiga, este tipo de experiencias se han desarrollado en un pasado reciente en países tan distantes y distintos como Japón y Argentina, así como en otros países del mundo. Su aporte al desarrollo de esos países ha sido innegable. Como nota curiosa, más allá de la actual crisis de Argentina, que debe atribuirse más a cuestiones políticas que a su desarrollo científico, este país tiene cinco premios Nobel: tres en ciencias y dos por la Paz y un amplio desarrollo nacional en tecnología nuclear, satelital, automotriz y aeronáutica, entre otras. Aunque este resultado es multicausal, una de esas fuentes lo constituye la apertura a recibir personal de alta capacidad y formación científica y cultural.

Una de las cosas que más me despiertan interés y entusiasmo, –lo digo aparte, en este par de líneas– es la inclusión, en la convocatoria, de filósofos y artistas, además de a científicos y técnicos. Este mero hecho implica una percepción y concepción de alto nivel.

Otro caso exitoso de importación de talentos para el desarrollo se ha dado en Costa Rica. En el siglo XIX este país promovió el asentamiento de varios grupos de migrantes alemanes e italianos con la idea que ellos traerían, para aquella época, capacidad y conocimiento de las tecnologías de punta. Tal como está documentado, muchos de ellos hicieron aportes muy significativos a éste país. El destacado biólogo costarricense, Luko Hilje, ha documentado el aporte de migrantes científicos a Costa Rica, no solo en el campo de la biología, en el que este país tiene un desarrollo inmenso, sino en varios otros campos de la ciencia, el arte y la cultura.

El Salvador también tiene sus propias experiencias en este ámbito, como el aporte de migrantes altamente calificados al país, en el siglo XIX. A manera de ejemplo, podemos citar el libro de Adolphe Bernard: «Le francais au Salvador : 1850 a 1950», quien destaca el aporte de  los franceses que llegaron a El Salvador, en esa época y su influencia tan relevante en la arquitectura, gastronomía, educación y literatura. El gran director de teatro, el español Edmundo Barbero, es sin duda otro ejemplo del aporte de migrantes altamente calificados.

Pero sin duda, el aporte moderno de mayor impacto y significado en la Educación Superior, lo constituye el esfuerzo sistemático y planificado, impulsado por el Rector, Dr. Fabio Castillo Figueroa y su equipo, en la llamada Reforma Universitaria. La posibilidad de dar un salto calificado y significativo para la entonces muy atrasada Universidad de El Salvador (UES), lo fue contratar académicos internacionales de alto nivel, en torno a los cuales se nucleó a jóvenes profesionales con vocación científica y académica para formarse y desarrollarse en distintos ámbitos. En lo personal, como miembro de la primera generación de jóvenes que fuimos parte de aquella experiencia, tuve profesores mexicanos, alemanes, costarricenses, brasileños, españoles, argentinos y norteamericanos, entre otros.

Aunque esto debería ser objeto de otro análisis, no puedo dejar de mencionar que, tristemente, las élites en el poder político, militar y económico hegemónico, de aquella época, como tampoco los dirigentes de la izquierda ortodoxa y la naciente izquierda insurgente–, estaban preparados para transitar y asimilar un cambio social tan importante, como lo era la modernización científica y cultural de la única universidad existente en el país. Este proceso que generó una masa crítica juvenil y profesional a la que se le percibió como amenaza para las estructuras de poder establecidas. En consecuencia, con la complicidad de aquellas élites dirigentes, la UES fue intervenida militarmente y destruida en 1972. Esta reacción contrainsurgente, fue una reacción absolutamente desmedida, el campus no solo fue violado y destruida su infraestructura; también sus autoridades, todo el Consejo Universitario fue capturado y enviado al exilio; y así, cinco veces más fue intervenid la UES. Curiosamente hoy la UES, la universidad pública padece una enorme crisis administrativa y académica, mientras las universidades privadas proliferaron, se desarrollaron y consolidaron gracias a la masa de profesionales de alto nivel que generó la Reforma Universitaria de los años 60 y las intervenciones militares de la UES.

Siendo Secretario General del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), con un pequeño equipo de trabajo, impulsamos otra iniciativa que puede semejarse a las mencionadas. Creamos las condiciones para formar y enlazar “redes académicas internacionales”, que permitieron la movilización de académicos entre las universidades públicas de la región centroamericana y entre éstas y universidades de una parte importante del mundo. Esto con el fin de crear un amplio espacio para intercambiar conocimientos, impulsar proyectos conjuntos y así elevar el nivel del desarrollo pedagógico, la capacidad de gestión y fortalecer el acervo científico de un sistema integrado de bibliotecas y centros de documentación para, de esta manera facilitar la actualización científica, tecnológica y cultural de estas instituciones de Educación Superior. Para lo anterior se suscribieron convenios instituciones de educación superior, universidades, centros de investigación de Francia, España Inglaterra, Alemania, Chile, México, Colombia, entre otros.

Otra breve, pero relevante reflexión, que no puedo dejar de enunciar, es el que esta relevante iniciativa, orientada de reforzar la creación científica y cultural del país con extranjeros de alto nivel, tiene otra cara. Nos referimos al hecho de que con ello se reconoce que el desarrollo científico y cultural, en el país, fue de nulo interés y, más aún, se destruyeron sus posibilidades de desarrollo, durante los gobiernos de la Posguerra Civil (1992 – 2019).

Finalmente, a la espera de conocer los detalles de esta excelente iniciativa de importar talentos para promover el desarrollo de El Salvador, debo señalar que los científicos, los filósofos o los artistas solo logran desplegar todo su potencial, si conforman comunidades, pares académicos; si cuentan con laboratorios, con campos de experimentación; si reciben apoyo estable y permanente. Esta es la labor que nos corresponde a los salvadoreños, apoyar, acompañar y sostener a estas personas altamente calificadas que quieran venir a El Salvador. Esto es más importante para ellos que otros, también relevantes, estímulos.

Los fondos de esta iniciativa, al ser públicos, deberían reforzar iniciativas públicas. Ello me hace pensar que, ante la situación gerencial de la UES y la displicencia para lograr la calidad y la excelencia académica –más allá de honrosas excepciones y excelentes iniciativas académicas y científicas, que las hay– se torna más que urgente, la renovación del Alma Mater, de la única universidad pública del país, de la UES.