El vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa dibuja con las manos algo similar a la trayectoria de un cohete dirigiéndose al espacio para sintetizar el aumento del valor del bitcoin. No encuentra mejor forma de retratar visualmente el repunte de esta criptodivisa tras dieciséis días fuera del país, mientras afirma con cara de felicidad que en estas semanas los salvadoreños habrán visto “crecer sus ahorros hasta el doble”.
Ulloa ha tratado de explicar una y otra vez las ‘bondades’ de la criptomoneda y de la presidencia de Nayib Bukele, al que define como “un milenial por encima de ideologías”.
“Bukele es un hombre de ideas claras para modernizar el país; es el primer presidente nativo digital que está viendo el mundo diferente a los que venimos de otra generación”, detalla el vicepresidente que también sale al paso de otras polémicas que han puesto a El Salvador en el centro de las críticas de la comunidad internacional.
Entre ellas, la decisión de sacar de la carrera judicial a los magistrados mayores de 60 años o con 30 años de servicio, o habilitar la reelección del presidente dos legislaturas consecutivas. Representantes como Josep Borrell, alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, y organizaciones no gubernamentales, como Human Rights Watch, afirmaron que estas medidas “socavan la democracia” en El Salvador y atentan contra “la separación de poderes”.
“Fue la Asamblea Legislativa (de mayoría oficialista) la que decidió jubilar a los jueces de más de 60 años. (…) El presidente Bukele no se ha manifestado acerca de la reelección, pero en las encuestas el pueblo llano está a favor”, argumenta Ulloa en alusión al fallo de una sala de la Corte Suprema que abrió en septiembre pasado la posibilidad de la reelección presidencial inmediata.
Las acusaciones de falsedad y manipulación a medios críticos de El Salvador, como el diario digital El Faro, también han puesto en la picota el respeto a la libertad de prensa y el derecho a la información en el país. Sin embargo, para el vicepresidente existe una narrativa por la que este medio de comunicación alude “sin pruebas” a una “falsa persecución” porque no cumplían con sus obligaciones fiscales.
La libertad de expresión también se ve mermada por la represión que, según los críticos de Nayib Bukele, coartó las multitudinarias manifestaciones contra el bitcoin y la gestión del presidente que se produjeron en septiembre. Unas movilizaciones que, para el segundo máximo representante de El Salvador, contaron con “apoyo exterior”, aunque no da más detalles al respecto.
Félix Ulloa considera que en El Salvador “sí se permiten las manifestaciones”, y que si se prohibieron en algún caso fue por motivos sanitarios. “Hemos observado un repunte de los casos COVID tras la celebración de dos partidos de fútbol”, añade el mandatario tras analizar la situación de la pandemia en un país que previsiblemente cerrará octubre como su mes más letal por el coronavirus.
En la última semana, Juan González, asesor para América Latina del presidente norteamericano Joe Biden, auguró la posibilidad de que El Salvador pudiera colapsar y “convertirse en Venezuela”. Una afirmación que rechaza de plano Ulloa esgrimiendo que “no hay similitud”, y que no les puede catalogar de chavistas pues reconocen al opositor Juan Guaidó como presidente legítimo de la nación caribeña.
En cuanto a la migración de salvadoreños hacia Estados Unidos, Félix Ulloa señala que el gobierno de Bukele ha conseguido reducir un 70% la cifra de “aproximadamente 300 personas que abandonaban el país en 2019”. En esta línea, expone que uno de los motivos para cosechar este éxito está en la recuperación de espacios rurales apropiados para la agricultura, y en los esfuerzos por limitar la actividad delictiva de las pandillas.
El vicepresidente hace ya las maletas antes volar de vuelta a El Salvador. El primer país del mundo en reconocer el bitcoin como moneda de curso oficial, y el mismo que concentra graves acusaciones de la comunidad internacional. Así, después de 16 días de tour oficial, y aunque afirma que no ha sido su prioridad, Ulloa espera haber podido mostrar que “la historia tiene dos lados y que no hay que quedarse con una sola versión”.