Trump: un costal de mentiras

Donald Trump ganó 427 millones (entre salarios y regalías) por conducir «El Aprendiz» un programa que se transmitió por 16 años en NBC. La trama buscaba de entre los concursantes un aprendiz que asumiera los negocios que el magnate tenía. En la intro del programa se veía a Trump en la parte trasera de una limosina diciendo: «soy un multimillonario financiero que he superado las dificultades económicas: use mi cerebro y habilidades de negociación para hacerme rico –decía un anaranjado Trump- ahora mi empresa es más grande y fuerte que nunca». Todo era mentira. No tenía negocios y usaba el programa para vender una imagen personal falsa que lo único que logró fue impulsarlo a la Casa Blanca.

En realidad Trump debe en impuestos 421 millones que debe pagar en los próximos 4 años. Distintos analistas políticos que refiere el New York Times se preguntan: si para ser presidente de EE.UU. renunció a sus empresas y si por hoy sus ingresos son su salario como presidente ¿cómo va a pagar esa deuda con el fisco? La respuesta pone a la ética política estadounidense en alerta: manipulando la bolsa de valores por medio de la presidencia para favorecer sus negocios y poder pagar luego esos 421 millones. Los anuncios de farmacéuticas (donde posee acciones su fidecomiso) que han descubierto la vacuna contra el COVID19 y que han sido amplificados desde la Casa Blanca subiendo las acciones de esas empresas demuestra que el uso de la presidencia para favorecer negocios personales del presidente nunca había llegado a los niveles de cinismo a los que Trump los ha llevado.

Si hay una frase que define la administración Trump es pos verdad, es decir, anteponer (en lo que se le dice al pueblo) la emoción y opiniones superficiales sobre la objetividad. No es de sorprender lo que Washington Post reveló para diciembre de 2019: Trump ha dicho en su periodo presidencial un promedio de 14,6 falsedades o engaños diarios. Esto incluyó su declaración de impuestos: en 2016 pagó 750 dólares de impuestos federales. Mientras gastó 700,000 dólares en su cabello.

Tanta pos-verdad no podía dejar de pasar factura en las encuestas. Según cuatro fuentes (encuestas, modelo apuestas, modelo economistas, modelo expertos)  Las probabilidades de que Trump sea reelegido son de 19% mientras que las Joe Biden son de 80%.

La democracia en EE.UU. es una democracia indirecta. No elige el voto popular sino el voto de los colegios electorales (integrados por las elites estatales) y son quienes deben asignar como mínimo 270 delegados o votos de 538 a un candidato para que pueda ser declarado presidente de EE.UU. Así revisando Estado por Estado las preferencias electorales aseguran a Joe Biden 70 delegados mientras que 221 se muestran preferentes al demócrata dándole 291 votos posibles. Mientras que Trump ha afianzado 23 y podría lograr 96 más. Haciendo un total de 119 probables. Pero hay 128 votos en calidad de empate que aunque finalmente se decantaran todos por Trump no le alcanzarían para reelegirse. De allí que el presidente abandonara el hospital donde era tratado por COVID19 (enfermedad que pasó minimizando todo este tiempo) para continuar su campaña y arremetiera contra los medios de comunicación acusándolos de difundir resultados falsos. Ganar se ha vuelto una obsesión para Trump.

Corolario:

Como ya lo dijo Henry Kissinger hace años: los Estados Unidos no tiene amigos tiene intereses. De allí que casarse con un candidato presidencial estadounidense es lo menos políticamente correcto que puede hacer cualquier gobierno en el mundo ya que tanto demócratas y republicanos velaran por los intereses estadounidenses y nunca por la política doméstica de sus «amigos» de turno a los cuales como ya vimos con los militares salvadoreños aliados que dirigieron la guerra civil entre 1980 y 1992 cuando llegó el momento de revocarles la ciudadanía o extraditarlos no les tembló el pulso para firmar las ordenes oficiales. Un reciente ejemplo de eso es la autorización de parte de México a ingresar todas las agencias de seguridad estadounidenses (incluyendo alguaciles, versión gringa del CAM) a su territorio y que fueron aprobadas durante el periodo del Secretario de Seguridad Genaro García Luna que hoy está siendo procesado en los tribunales de NYC por vínculos con narcotraficantes. Las mismas agencias que permitió entrar terminaron investigándolo y una vez que ya no fue útil entregaron toda la información comprometedora del gobierno de Felipe Calderón a la justicia estadounidense.