Traductores inteligentes

Hace poco, un defensor de la lengua náhuat en El Salvador, me contaba que habí­an organizado un desayuno en Casa Presidencial y cuando aproximadamente cuarenta personas mayores, hablantes de Náhuat, hací­an fila para dar la mano al Presidente Salvador Sánchez Cerén; una señora que hací­a la fila, dijo en voz alta en esa lengua “esta noche voy a dormir contigo, papaí­to”; entonces el Presidente le preguntó a mi amigo, quien actuaba como traductor, que es lo que habí­a dicho la señora y él le respondió “presidente como usted queremos que sean todos”.

El Profe, un gran amigo y compañero, en el año 1961 participó durante cuatro semanas en un grupo de investigación, formado por ocho estudiantes latinoamericanos, que estudiaban alguna ciencia social, para observar la realidad económica y social de la República de Uzbekistán, en la extinta Unión Soviética. En el hotel de quince habitaciones, en que fue alojado el grupo, sólo habí­a un baño compartido que tení­a dos lavamanos y una tina; tuvo que instalarse una ducha, pero cada miembro del grupo sólo podí­a utilizarla una vez a la semana. El agua era muy escasa, se utilizaba para beber, cocinar y regar los cultivos. El lí­der del grupo era Roberto Carlos, representante de la Unión Nacional de Estudiantes de Brasil, miembro del Partido Comunista Brasileño, cantante desconocido que siempre portaba su guitarra y cantaba a bajo volumen, por lo menos dos veces al dí­a. El grupo de investigación se subdividió en cuatro grupos de dos personas, cada subgrupo contaba con un traductor uzbeko, miembro de la Juventud Comunista. Tomando en cuenta las caracterí­sticas de la producción y nivel de desarrollo económico y social (uno de los más bajos de la entonces Unión Soviética), se hizo un análisis comparativo de Uzbekistán con El Salvador, en Centro América. Al tercer dí­a de estar en Taskent, la capital de esa república, cuando el grupo regresaba al hotel por la tarde, habí­a unas quinientas personas manifestándose frente al mismo; el jefe de los traductores pidió que el grupo de investigación saliera al balcón del hotel para saludar a la población, el cual fue recibido con un caluroso aplauso; pero luego empezaron a gritar violentamente y a levantar carteles, por momentos levantaban un pequeño cartel con un dibujo de una hoz y un martillo, cruzado por dos lí­neas; el lí­der del grupo le preguntó a uno de los traductores que es lo que decí­an los carteles y este respondió que se podí­a leer “bienvenidos hermanos” y que los gritos eran “muerte al capitalismo”. Todos los miembros del grupo se sonrieron burlonamente y luego saludaron a los manifestantes levantando sus brazos. Se revisaron muchos datos estadí­sticos y se hicieron aproximadamente cuarenta entrevistas a: dirigentes de cooperativas agrí­colas; ejecutivos de empresas industriales estatales; profesores universitarios; ministros; así­ como altos dirigentes del Partido Comunista y de la Juventud Comunista (que nos duplicaban en edad). Las principales conclusiones del informe escrito, de quince páginas, presentado a la dirección de la Juventud Comunista de Uzbekistán, fueron las siguientes: la productividad, la calidad y el procesamiento industrial del algodón, principal producto agropecuario, era inferior a la existente en El Salvador en esa época; el nivel educativo y de salud de la población era superior; la posibilidad de desarrollo cientí­fico y tecnológico era inferior, debido a limitaciones histórico-culturales.

Actualmente Uzbekistán es una república independiente, cuya población continúa profesando la religión sunita, vende la mayor parte de la producción de algodón y la totalidad de la de uranio a los EEUU, quién tiene una base militar para realizar ataques aéreos en territorio de Afganistán y otros paí­ses vecinos en el Oriente Medio; un poco más del 25 % de la población es pobre; todos los partidos gobernantes, desde su independencia de la Unión Soviética, han sido de tendencia comunista; la producción es principalmente estatal; su polí­tica económica ha continuado siendo proteccionista, basada en la sustitución de importaciones.