Saliva, sudor y gloria

A una semana de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, los 5 atletas salvadoreños siguen su puesta a punto. Condicionados por las restricciones, tratando de adaptar el reloj biológico a las 15 horas de diferencia y conviviendo con algunos desvelos, pero motivados por dar lo mejor de sí.

Segregar saliva y escupir en un frasquito hasta completar el 35% de su capacidad. Esa es la primera actividad de cada atleta salvadoreño al despertar en Tokio. Cada mañana, y como parte del protocolo de los Juegos Olímpicos, los integrantes de cada delegación deben someterse a ese tipo de test para comprobar que siguen libre de Covid-19 y que pueden permanecer en las diferentes burbujas sanitarias que han montado los organizadores en un país como Japón que hoy ha informado de 3,194 nuevos casos de contagiados.

A una semana de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, los cinco atletas salvadoreños siguen su puesta a punto. Condicionados por las restricciones, tratando de adaptar el reloj biológico a las 15 horas de diferencia y conviviendo con algunos desvelos, pero motivados por dar lo mejor de sí.

En Enoshima, en las sagradas aguas de la bahía de Sagami, Enrique Arathoon y su entrenador Javier Hernández se entrenan en una villa olímpica en la que solo pueden ingresar los veleristas acreditados. Tan estricta es la seguridad que aún no ha podido recibir su maleta que llegó desde El Salvador con el traje de desfile y toda su ropa deportiva. Pero Quique, que será abanderado, jamás pierde el buen humor. “Vamos a hacer grandes regatas”, anticipó.

En Tachikawa, en el noroeste de Tokio, están los nadadores Marcelo Acosta y Celina Márquez en una villa organizada por Panam Sport junto a otros 33 nadadores del continente americano y 19 entrenadores. “Esto es un sueño, no puedo estar más feliz. Desde que anunciaron que iba a participar en los Juegos Olímpicos no he cambiado esta cara de felicidad”, admitió Celina Márquez.

“Todo muy bien. Tenemos acceso a piscina a diario dos veces y todos los atletas están entrenando normalmente. Hay un gimnasio, masajes y la comida es muy buena. Estamos entrando en un clima de competencia, como los países grandes que siempre lo hacen. Piensen que son 880 nadadores en los Juegos Olímpicos y ser parte de ellos debe ser un orgullo para Marcelo y Celina”, explicó Gianluca Alberani, entrenador de ambos.

En Fujisawa, donde está la mayor parte de la delegación, fue el primer día de entrenamiento del velocista José Andrés Mijangos, que completó dos sesiones de entrenamiento. “Esto es un sueño, levantarte, mirar por la ventana y tener enfrente la pista de atletismo”, confesó.

Literalmente, su ventana da a un estadio con todas las facilidades para practicar su deporte. Esos 120 metros, desde su habitación hasta la pista, es lo más lejos que ha podido recorrer en Fujisawa, y lo tiene que hacer acompañado de un oficial de la organización. Todo por la pandemia.

Algo más de suerte tiene Argentina Sólorzano, quien ayer pudo alejarse unos 300 metros. Es la distancia del Centro Deportivo de Fujisawa al espectacular gimnasio de boxeo donde hará sus prácticas estos días. Eso le permitió caminar por las calles de la ciudad -siempre escoltada- e incluso cruzarse con estudiantes que esa hora regresan del colegio y que miraban con sorpresa a esa personas vestidas de azul y que llevan escrito en sus uniformes el nombre de El Salvador.

Así transcurren los primeros días de nuestros atletas en Tokio. Todo empezará a cambiar cuando el lunes 19 se habilite la villa olímpica y todos se trasladen a la casa de los deportistas en los Juegos Olímpicos.