La Cámara de lo Penal de la Cuarta Sección del Centro en Santa Tecla declaró ayer que no ha lugar a la solicitud de excarcelación y en la aplicación de medidas sustitutivas a la detención provisional en contra de José Guillermo García y Francisco Antonio Morán Reyes; ambos acusados por el delito de asesinato, regulado en el ya derrogado Código Penal de 1973, pero aplicable al caso, en perjuicio de cuatro periodistas holandeses.
La apelación fue interpuesta por los defensores particulares de los imputados y fueron recibidas por la Cámara el pasado 4 de noviembre. Esto con motivo de la detención de los implicados que se efectuó la noche del 14 de octubre de este año, luego de una orden de captura que giró un día antes la jueza de Primera Instancia de Dulce Nombre de María, Chalatenango, es decir, el 13 de octubre.
Dicha orden también incluye al general Rafael Flores Lima, exjefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada, y al sargento Mario Canizales, quien según familiares de las víctimas, dirigía la patrulla de 25 efectivos del Batallón Atonal que perpetró el homicidio de los periodistas. Sin embargo, ambos ya fallecieron.
Asimismo, incorpora al coronel Mario Adalberto Reyes Mena, entonces comandante de la Cuarta Brigada de Infantería de El Paraíso, pero este deberá ser extraditado de Estados Unidos, para que pueda responder ante los tribunales.
Además, en la resolución de este 22 de diciembre la Cámara declaró improcedente la medida cautelar solicitada por la defensa de García y Morán, quienes alegaron afecciones de salud en perjuicio de los acusados. Según el tribunal, lo expuesto no es una circunstancia que justifique la aplicación de dicha medida. Por lo tanto, ordenó mantener la detención provisional decretada en contra de los imputados, para poder continuar con el proceso judicial.
De acuerdo con investigaciones, García, entonces Ministro de Defensa, y Morán, exdirector de la disuelta Policía de Hacienda, habrían asesinado a Jacobus Andries Koster, Hans Ter Laag, Jan Cornelius Kuiper y Johannes Jan Willemsen, el 17 de marzo de 1982, en una zona rural del departamento de Chalatenango, en el marco de la guerra civil en El Salvador.
Los cuatro trabajaban para IKON, una agencia de televisión holandesa, quienes preparaban un reportaje audiovisual sobre las zonas de influencia de la guerrilla en San Salvador y otras zonas del país. No obstante, las fuerzas armadas sospecharon supuestas relaciones de los periodistas con la guerrilla, motivo que los llevó a cometer el crimen.