La protesta, que hace años había desaparecido de la escena política uruguaya, está volviendo ahora con la crisis, y la de hoy fue promovida por un movimiento ciudadano, sin identificación político-partidaria, que se identificó en las redes sociales como "Uruguay cacerolea".
En la convocatoria el movimiento civil se queja de que la crisis económica y social la están pagando los trabajadores, mientras que los sectores más ricos de la sociedad gozan de privilegios y siguen enriqueciéndose.
En este sentido, y aunque no se menciona explícitamente, existe malestar porque el gobierno decidió quitar entre diez y veinte por ciento de los salarios más altos de los funcionarios públicos, pero no tocó al sector privado que, en cambio, goza de beneficios arancelarios y rebaja de impuestos mientras dure esta situación.
Para los uruguayos que hoy protestaron Uruguay "es el país que ha gastado menos para proteger a su gente de las consecuencias económicas de esta pandemia" y se acerca a tener el mayor índice de contagios por cada 100.000 habitantes.
Las últimas cifras oficiales indican que el número de muertos por el Covid-19 asciende a unas dos mil personas, mientras que se han perdido cien mil puestos de trabajo y hay gente que pasa hambre.
Mientras el movimiento ciudadano reclama "una renta transitoria de emergencia que asegure un ingreso mínimo a quienes más lo necesitan", la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, hoy, previo a la protesta, que el gobierno destinará 900 millones de dólares a apoyar a los sectores más afectados y que el detalle se dará a conocer en los próximos días.
También el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) anunció que ayudará a unas 300 "ollas populares" con 2,5 millones de dólares, admitiendo la existencia de bolsones de pobreza en prácticamente todo el país.
Cifras oficiales señalan la pérdida progresiva del poder adquisitivo de los salarios, de las jubilaciones y se han cerrado numerosas pequeñas y medianas empresas que son la mayoría de los emprendimientos que sustentan la economía del país.
Después de unos primeros meses en los que Uruguay fue ejemplo a nivel mundial por las medidas adoptadas y el control de los casos, la enfermedad se disparó en las últimas semanas y provocó alarma y preocupación en la gente.
De todas formas la reacción de la gente es muy variada. Mientras por un lado se exigen medidas más severas de aislamiento y reducción de la movilidad, por otro lado la vacunación sigue siendo resistida y hasta ahora apenas se alcanzó a un 30 por ciento de la población de Uruguay, de 3,2 millones de habitantes.
Los últimos datos oficiales sobre los casos de Covid-19 en Uruguay indican que desciende el número de casos activos, pero se sitúan en 28.758, fallecieron 63 personas, por lo que el número total de decesos es de 2.001 desde marzo del 2020, y un total de 519 personas permanecen en salas de cuidados intensivos, en centros asistenciales de todo el país.