¿Por qué Calleja no sube en las encuestas?

En la pelí­cula de Anthony Mann, La Caí­da del Imperio Romano, Timónides griego y amigo del difunto Marco Aurelio mientras se dirige al Senado Romano en el debate sobre la libertad a los bárbaros les dice: «Si hemos sido capaces de cambiar al mundo, seamos capaces de cambiar nosotros también». Allí­ radica el primer obstáculo de Carlos Calleja para construir credibilidad entre la población: en la imposibilidad de ARENA, su partido, de cambiar. Para el pueblo ARENA es: Norman Quijano, Rodrigo ívila, el alcalde de Santa Tecla, Margarita Escobar, Carlos Reyes, David Reyes y Alberto Romero, Ricardo Velásquez Parker. Todos con percepciones que van desde haber usado fondos públicos para sus campañas electorales; despidos de empleados; cobro de sobre sueldos y evasión a Hacienda hasta abuso de poder; prepotencia y radicalismos. ¿Qué son los más votados? Pero por votantes de derecha no por la masa.

Tal como lo refleja la encuesta de la UFG los casos Francisco Flores- Taiwán y Tony Saca le afectan directamente a ARENA. Porque si bien uno está muerto, finalmente quedaron impunes el manejo y destinatarios de la partida secreta que durante su mandato presidencial osciló en un poco más de $150 millones.

Por el otro lado la forma cí­nica en que el ex presidente Saca declaró se llevó a cabo el robo de fondos del Estado durante el último gobierno arenero y donde otra vez el desví­o de fondos hacia las cuentas de ARENA estuvo presente es algo que ha indignado a propios y extraños.

ARENA hace un intrí­ngulis moral para justificar que no está obligada a reintegrar a las arcas públicas ese dinero y menos es responsable de esas acciones que asegura son hechos imputables a personas y no a las instituciones. Lo interesante de ese argumento es que cuando se individualiza los casos de San Romero y Jesuitas donde aparecen también personeros de ARENA involucrados desde la misma derecha se alega una persecución a la institución armada por parte del comunismo internacional.

La lógica de la vieja derecha es la de olvidar los robos y crí­menes (que justiprecian con un enfermizo patriotismo) de su bando y exigir y perseguir los de los otros. Esa actitud de niño rico caprichoso los tiene abajo en las encuestas para regresar al ejecutivo ya por 15 años y si siguen negando a dejar los relevos por el cambio continuaran rumbo a la extinción.

El segundo obstáculo es la falta de coherencia. Uno no es lo que dice sino lo que hace. Se observa una gran distancia entre los valores que predican y como los viven una vez se hace pública su vida real.

La citada encuesta de la UFG refleja que los votantes entre 18-30 años (la mayorí­a del padrón) prefieren a Nuevas Ideas- Nayib Bukele mientras que las generaciones de 40 años (minorí­a en el padrón) optan por ARENA.

La lectura correcta que se desprende de esto es: que el debate tradicional entre derecha e izquierda que es donde se sienten en su zona de confort la vieja polí­tica ya no es tal. Ahora la contienda radica en qué partido representa para las mayorí­as tecnológicas la posibilidad de una sociedad abierta o cerrada.

ARENA por su negativa a dejar su lastre que disfrazan de valores nacionales y estar impedidos de releer esos valores transmite la idea de un conservadurismo rancio, pre moderno e insensible con la población.

No se puede decir que se es un partido liberal en lo económico y exigir conservadurismo en lo social (haciendo la moral ley) o en lo polí­tico (evitando la reforma electoral) porque es igual a pretender amarrar con una soga el cauce de un rio: la modernidad.

Y finalmente, un tercer elemento que le impide a Calleja crear redes de confianza entre la masa y la élite (que él representa) es precisamente la forma en que ARENA trata a su gente.

El caso de Nuestro Tiempo engullido ahora mismo en la recolección de firmas para convertirse en partido polí­tico es un ejemplo aleccionador que ese esfuerzo bien podrí­a estarse usando para convencer votantes a favor de ARENA. Pero su negativa a promover una sociedad abierta los alejó de gente decente, honrada y militante de sus causas.

Y no es un caso aislado: la marginación polí­tica a la que han sido sometidos los partidarios de Javier Siman por unos seguidores de Calleja que ya se sienten ministros o secretarios del funcionariado es otra realidad difí­cil de ocultar ante el simpatizante arenero.

Igualmente el trato dado al proyecto de ley sobre educación sexual y afectividad presentado por mujeres y del establishment arenero demuestra lo alejados que están de ese sector que además es fundacional en ARENA.

El trato dado a los empacadores de su empresa, Selectos, solo es un accesorio coloquial más a la idea popular de lo distante que esta del salvadoreño común el candidato arenero.

Corolario:

El pueblo habla en claves. La estrategia de ese sector que representa ARENA es repetir lo mismo que le hicieron al doctor Arturo Romero, Roberto Edmundo Canessa y ahora a Nayib Bukele: creer que ellos han sido la causa de la pérdida de hegemoní­a de las ideas conservadoras cuando en realidad son el efecto de su corrupción, des gobierno y doble moral con la que han gobernado cuando gobernaron.

A Gerardo Barrios lo fusilaron. Al doctor Romero le proscribieron para siempre su partido. A Canessa lo mataron de una golpiza a Nayib al parecer no lo detendrán.

Lo tiempos cambian ¿Por qué no es capaz la clase dominante salvadoreña también de cambiar?