El Gobierno de México desplegó este domingo a efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional en el borde del río Suchiate, frontera natural con Guatemala, para frenar la oleada migratoria y prevenir contagios de covid-19.
Junto a agentes migratorios, los militares realizan recorridos por el río, donde migrantes de Guatemala y de otros países de Centroamérica suelen cruzar con balsas para entrar en México y dirigirse hacia Estados Unidos.
El Gobierno había anunciado que los viajes no esenciales se restringirían en la frontera sur desde el viernes, pero los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) llegaron el sábado a las orillas del río y los militares lo hicieron a partir del domingo.
Los efectivos interceptan a los migrantes y los derivan hacia las oficina migratorias para poder iniciar el trámite con el que puedan obtener un permiso para ingresar en el país.
De todas formas, el cruce de la frontera está vetado a las actividades no esenciales, y solo se permite entrar a los que tengan permiso de trabajo o acudan a México con propósitos médicos o educativos.
El bloqueo provocó este domingo una reducción del número de comerciantes informales guatemaltecos que cruzan el río a diario para comprar mercancía y llevarla hacia su país.
También familias migrantes que pretendían cruzar la frontera se quedaron varadas al no tener un permiso para entrar en México.
A pesar de que la frontera se cerró oficialmente el viernes para frenar la propagación de la pandemia, las autoridades mexicanas no han colocado hasta ahora ningún filtro sanitario en Suchiate.
La decisión de cerrar por primera vez la frontera sur desde el inicio de la pandemia coincide con el aumento del flujo migratorio que cruza México para dirigirse a Estados Unidos.
No es la primera vez que México militariza su frontera sur para frenar la migración, pues el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya envió la Guardia Nacional en 2019 para calmar las quejas del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El actual presidente, Joe Biden, levantó el 19 de febrero el programa de su antecesor, Donald Trump, que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar su trámite en el lado mexicano de la frontera.
Tras este anunció, el Gobierno de Estados Unidos predijo la mayor ola migratoria en 20 años y pidió a los migrantes que no acudan a este país hasta que se definan las nuevas leyes migratorias.