La teoría de hacer fracasar a los gobiernos para su partido pierda las próximas elección y entonces el adversario se corone ganador, es una apuesta en falso
Al gobierno actual que preside el Profesor Salvador Sánchez Cerén le quedan dos años de gestión administrativa. Serán dos años difíciles, porque en 2018 hará elecciones intermedias: de alcaldes y diputados; mientras que las presidenciales serán el 2019. Estamos hablando de momentos de confrontación, choques de opiniones y realidades.
En los últimos tres años ha habido avances en varios temas, como en disminución de los homicidios y crecimiento general económico, pero dada la confrontación entre el Ejecutivo y la oposición de ARENA, que es tan fuerte, el país ha sufrido las consecuencias de una crisis fiscal y de la polarización, lo cual hace presentar a El Salvador como un país en el que no hay avance.
Con ello lo que se aprecia es una tremenda división, cuando a estas alturas de la posguerra, lo que se desearía es unidad nacional, al menos en los aspectos esenciales para para el desarrollo económico, social y avance democrático.
Por ello, lo sectores nacionales, tanto políticos, empresariales y sociales, tendrán el reto de no continuar quebrando al país. La teoría de hacer fracasar a los gobiernos para su partido pierda las próximas elección y entonces el adversario se corone ganador, es una apuesta en falso y de doble filo que nada bien hace a la sociedad, además que de tal forma jamás habrá desarrollo y es lo que hasta ahora hemos sufrido.
En el horizonte no se va nada claro, pero es de una urgencia enorme que la Nación llegue a acuerdos que le pongan fin a todos los obstáculos que tiene el desarrollo, el avance democrático y la convivencia.