La subvención a los NINIS

Polémica ha resultado la propuesta gubernamental de "subvencionar" a los llamados "ninis" mediante un programa de formación y estí­mulo, incluyendo transporte y alimentación

Polémica ha resultado la propuesta gubernamental de “subvencionar” a los llamados “ninis” mediante un programa de formación y estí­mulo, incluyendo transporte y alimentación. La principal polémica tiene dos caras; una es la de la financiación del programa, tema sobre el que no voy a entrar; y la otra, la fundamental, es la idoneidad de financiar, o compensar, o como quieran llamarlo, a quienes, para un amplio sector de la población, son simplemente vagos. Y sobre este tema sí­ quiero hablar.

Siempre he criticado la tendencia que tienen nuestros gobernantes, independientemente de su color polí­tico, a poner solo parchecitos a los problemas, en vez de arreglarlos en forma, para lo cual nunca hay fondos, o, mejor aún, prevenirlos, algo inalcanzable en una cultura que solo ve lo que tiene ante sus ojos, siempre que sea muy grande, y para la que lo que pueda pasar mañana, simplemente no existe.

Ya mencionaba en un blog de hace unos meses http://dramendozaburgos.com/blog/los-ninis/ que los ninis constituyen un grupo en riesgo social por la facilidad de caer en actividades y conductas inadecuadas. Parece obvio que cualquier programa que trate de evitar eso debe considerarse positivo; sin embrago, volvemos a lo mismo de siempre: Este parchecito, ¿va a solucionar el problema de los ninis, aunque sea parcialmente, o va a significar un gasto social para que luego todo siga igual?

El problema de los ninis es un problema de estí­mulo. Puede pensarse que el propuesto programa pretende devolver ese estí­mulo, pero es que la falta de estí­mulo que anida en esta población es una desmotivación de otro tipo, mucho más profunda, y tiene que ver con factores medioambientales que no hacen sino empeorar año tras año. ¿Cuáles son esos factores medioambientales? Varios, interrelacionados entre sí­, y a cual más grave.

Primero, a nivel familiar, muchí­simos de nuestros niños y adolescentes vienen al mundo por puro accidente, de forma no deseada, y carecen del más mí­nimo estí­mulo desde su primer año de vida, tanto por no existir en sus padres ni el deseo, ni la madurez, ni la preparación, ni el tiempo ni el apoyo para ejercer adecuadamente su papel, muy frecuentemente también por la absoluta ausencia de un padre; de modo, que los hijos simplemente “subsisten” por años y años. La situación se agrava cuando, como sucede en muchos casos, son ví­ctimas de abusos fí­sicos, sexuales, o de otro tipo. Ello tiende a hundir más aún la autoestima, y estí­mulo y autoestima suelen ir de la mano. Esta circunstancia es algo que siempre ha sido así­, es cierto, pero el modelo de sociedad es dinámico, evoluciona, y las consecuencias de este ambiente familiar adverso permiten cada vez menos integración en el modelo actual de sociedad.

A nivel social, a parte de la tradicional precariedad del empleo, la extrema violencia en que vive la población no invita en absoluto a integrarse positivamente a ella. Estí­mulo y motivación tienen que ver con paz, tranquilidad, seguridad y libertad. En las condiciones actuales la población vive con un trasfondo depresivo permanente que no provoca motivación alguna para integrarse y aportar a ella. Colateralmente, el mismo clima de violencia frena y desestimula la inversión y creación de empleo, con lo que es más fácil plantearse”¦ ¿buscar trabajo? ¿dónde? Y prepararse ¿para qué?

Por último, a nivel económico, la mayorí­a de los ninis adoptan una posición acomodada en la vida. No necesitan ninguna subvención; las remesas que reciben del Norte les dan para vivir sin esforzarse; sin holguras, pero con suficiencia para mantener su Smartphone, comprar sus tenis de marca o alguna otra “prioridad” que la moda de turno imponga. La preparación y la superación, o cualquier cosa que se parezca al esfuerzo, no parecen ser ninguna prioridad cuando tienen su vida resuelta de esa manera. Cabe preguntarse si las remesas que ayudaron al paí­s a sobrevivir en el corto plazo no le están haciendo un grave daño a largo plazo. Y si a ello le sumamos los factores anteriores”¦ En definitiva, creo que por cada nini que el programa consiga salvar habrá veinte nuevos ninis. Como siempre, achicamos el agua con huacales mientras nos despreocupamos de las grandes ví­as de agua que nos inundan y nos ahogan.