El nuevo secretario general de la OEA ¿Punto de inflexión?

Los cambios en la escena internacional, tanto mundial como regional de las Américas, tuvieron su rol en la evolución de la OEA y en la naturaleza de sus decisiones.

Parte II: Evolución de la OEA y sus órganos gobernantes

En los 135 años ocurridos desde el establecimiento de la Unión Panamericana y los 77 sucedidos desde su cambio de nombre a la OEA, este organismo internacional regional ha tenido una evolución desde varias ópticas. Su número inicial aumentó de una veintena de países independientes al principio del siglo XX hasta su apogeo de 35 miembros a fines del siglo, pues, aunque Cuba fue suspendida o expulsada en 1962, las publicaciones oficiales de fin de siglo incluían a Cuba como uno de los 35 Estados Miembros.

Otro rasgo de la evolución fue que, a medida que antiguas colonias de potencias europeas lograban su independencia, ingresaban a ser miembros de la OEA y de otros órganos del sistema interamericano como EL BID, el IICA y la OPS/OMS para mencionar los de mayor relevancia.

La adhesión de Canadá a la OEA en enero de 1990 significó algunos cambios en la cambiante correlación geopolítica de la OEA. Sería el segundo país desarrollado y miembro del G-7 a compartir todos los proyectos políticos y de cooperación propios de la OEA y a influir en su orientación con el argumento del “poderoso caballero que es don dinero”.

Otro desarrollo en la evolución de la dinámica interna de la OEA fue la adhesión creciente de países y organismos observadores, categoría que fue establecida en 1971 con España abriendo el camino como primer país observador para después muchos otros que en la actualidad incluyen más de 70 como Francia, Italia, Reino Unido. Países Bajos, China y países de Asia Central. Algunos de ellos acreditan observador permanente con rango de embajador.

Los cambios en la escena internacional, tanto mundial como regional de las Américas, tuvieron su rol en la evolución de la OEA y en la naturaleza de sus decisiones. En los 1980 gobernaba EEUU Ronaldo Reagan, un precursor del actual presidente Trump en muchas de sus actitudes y acciones. A pesar del zarpazo del primero en la minúscula Granada en 1983, ya había en la región un grupo de países que se enfrentaban a la política hegemónica de Estados Unidos que buscaba una solución militar a los conflictos armados internos centroamericanos.

El Grupo Contadora, integrado por Panamá, Colombia, México y Venezuela enarbolaba la bandera de la solución política negociada a los conflictos. El grupo devino Grupo de Río para sumar un bloque de ocho que fortalecía el apoyo a dicha solución. Era un esfuerzo de anteponer los intereses de lo que José Martí llamó Nuestra América a los del país hegemónico de las Américas esencialmente anglo-sajón.

Los matices en política interna y externa de EEUU también han tenido influencia en la evolución de la OEA, a pesar de que siempre hay países que siguen obsecuentemente los dictados del miembro de mayor peso específico o “el mayor contribuyente” como se le dice a Estados Unidos en el seno de la OEA.

En el último cuarto del siglo XX la presidencia de Carter en Estados Unidos tuvo sus efectos entre los cuales estuvieron los Tratados Torrijos-Carter de 1977 para darle la República de Panamá plena soberanía (ahora asediada por las ocurrencias del presidente Trump) sobre el Canal de Panamá; el decidido apoyo para desalojar, en julio de 1979, a Anastasio Somoza Debayle del poder en Nicaragua y transferirlo a los sandinistas, y el apoyo para que, en octubre de 1979, se diera fin a la cadena de gobiernos militares en El Salvador, instaurados en 1931.

Un ejemplo de esos cambios, durante la presidencia de Carter, fue el desempeño de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismo de la OEA que funciona con cierta autonomía hasta donde el Secretario General lo decida.

Esta Comisión llevó a cabo, en enero de 1978, una visita a El Salvador para conocer en el terreno la situación de los derechos humanos en el país durante el gobierno del general Romero. La misión encargada había sido solicitada oficialmente por el gobierno de El Salvador quizá con la idea de que sería un trámite burocrático más.

La misión integrada por el Secretario Ejecutivo de la CIDH, el abogado chileno Edmundo Vargas Carreño y los abogados de la Comisión, Roberto Álvarez (actual Canciller, en 2025, de República Dominicana) y Juan Roberto Eskenasy con la ayuda de las funcionarias Hilda Wicker y Vickie Pitts.

El informe de la Comisión fue devastador para el Gobierno del general Romero y se hizo público un año antes de su derrocamiento. Por esos días circuló profusamente una publicación de origen desconocido que se titulaba “Violación de Derechos Humanos en El Salvador. OEA” Fue una especie de ariete político para darle el último empujón a la dictadura de Romero y esto fue posible gracias a un cambio de coyuntura en el seno del gobierno de los Estados Unidos. Romero salió del poder el 15 de octubre de 1979, tres meses después de que lo hiciera el otrora poderoso Somoza en Nicaragua.