Han pasado 40 años desde que el sacerdote Rafael Palacios luchó por su vida contra cuatro hombres armados, pero perdió la batalla. Palacios era un sacerdote asignado en Santa Tecla que acercó la figura de Jesucristo a las comunidades en tiempos en los que hablar de justicia social era firmar la propia sentencia de muerte.
Carlos, el hermano menor del sacerdote asesinado, narró algunos detalles. El 20 de junio de 1979, un vehículo le salió al paso a Palacios en una vía tecleña. Cuatro hombres armados intentaron meterlo al carro, pero el sacerdote puso una fuerte resistencia. Como no pudieron someterlo, le fracturaron el hueso de la clavícula con patadas y le asestaron al menos 15 balazos. Ya iban de regreso en el vehículo, cuando vieron que Rafael Palacios seguía vivo e intentaba levantarse. Fue entonces que le dieron el tiro de gracia y huyeron del todo.
Su hermano, Carlos, explicó que encontraron señales de que los atacantes de su hermano estaban relacionados con la llamada Unión Guerrera Blanca, un grupo de paramilitares que luego se sumaron a los “escuadrones de la muerte”. Luego del funeral, encontraron que habían saqueado la vivienda familiar en Suchitoto.
Además, recuerda Palacios que su hermano sacerdote trató de "cambiar la forma de conmemorar la muerte y resurección de Jesús: lo vio a nivel de la realidad que sufren el obrero, el campesino" por los bajos salarios, la educación sin calidad, la vivienda no digna. Incluso contó cómo un mando medio de Seguridad Pública en La Libertad insultó a Rafael Palacios durante un vía crucis, enfrente de los feligreses.
El Laboratorio de Investigación Social y Acción Social contra la Impunidad ha llevado el caso de Rafael Palacios a la Fiscalía General de la República (FGR). Pedro Martínez, representante legal de la familia del sacerdote y miembro del laboratorio, explicó que presentaron una denuncia penal por el homicidio en la FGR, para identificar a todos los responsables. Llevaron la documentación el 20 de marzo de 2013 y no fue sino hasta junio de 2018 que llamaron a Carlos Palacios para que diera testimonio. También llegó otra testigo a dar su declaración.
Llevaron el caso “necesitando conocer la verdad, que se aplicara la justicia y conocer a los asesinos intelectuales y conocer a los asesinos materiales”. Desde su intervención en junio 2018, “no he tenido noticias del avance de ese caso”, lamentó el hermano de la víctima.
Benjamín Cuéllar, del referido laboratorio, explicó que con mucha dificultad podrán determinar quién es el autor material, pero que identificar a la estructura de mando que estaba detrás de estos asesinatos es importante. “Había alguien que daba las órdenes. Alguien que tomaba las decisiones”, enfatizó Cuéllar. En este sentido, recordó que hay pruebas que vinculan a los “escuadrones de la muerte” con los altos mandos de la Fuerza Armada.
En los tiempos previos al estallido de la guerra civil de los ochenta, y en los primeros años de ese conflicto, hubo cinco sacerdotes asesinados igual que Palacios. Están el padre Rutilio Grande, Marcial Serrano, Palacios mismo y san Óscar Romero. En ninguno de los casos se ha llegado a los responsables de esos crímenes.
Carlos Palacios recordó que su hermano mayor era muy amigo de san Óscar Romero. De hecho, el ahora santo le pedía que le ayudase a preparar material para los seminaristas.
Durante la misa de cuerpo presente del sacerdote Palacios, en la Catedral Metropolitana, fue el mismo san Óscar Romero quien advirtió que el asesinato de Palacios era un reflejo del “grave pecado social y pecado dentro de la Iglesia”, pues otros curas y seminaristas se dedicaron a calumniar a Palacios.
Las comunidades eclesiales de base “Monseñor Óscar Arnulfo Romero” conmemorarán el asesinato del sacerdote Palacios este domingo 23 de junio. La reunión será en el parque San Martín a las 7:30 a.m. y de ahí se dirigirán en procesión al sitio donde fue asesinado el sacerdote (el sitio del martirio). Celebrarán ahí mismo la misa. Después habrá un evento cultural y refrigerio.