jueves, 2 mayo 2024

Asesinato de padre Palacios sigue impune 40 años después

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Las comunidades de base tecleñas conmemoran el martirio y la muerte del sacerdote a manos de grupos armados paramilitares, afines al Gobierno.

Han pasado 40 años desde que el sacerdote Rafael Palacios luchó por su vida contra cuatro hombres armados, pero perdió la batalla. Palacios era un sacerdote asignado en Santa Tecla que acercó la figura de Jesucristo a las comunidades en tiempos en los que hablar de justicia social era firmar la propia sentencia de muerte.

Carlos, el hermano menor del sacerdote asesinado, narró algunos detalles. El 20 de junio de 1979, un vehí­culo le salió al paso a Palacios en una ví­a tecleña. Cuatro hombres armados intentaron meterlo al carro, pero el sacerdote puso una fuerte resistencia. Como no pudieron someterlo, le fracturaron el hueso de la claví­cula con patadas y le asestaron al menos 15 balazos. Ya iban de regreso en el vehí­culo, cuando vieron que Rafael Palacios seguí­a vivo e intentaba levantarse. Fue entonces que le dieron el tiro de gracia y huyeron del todo.

Su hermano, Carlos, explicó que encontraron señales de que los atacantes de su hermano estaban relacionados con la llamada Unión Guerrera Blanca, un grupo de paramilitares que luego se sumaron a los “escuadrones de la muerte”.  Luego del funeral, encontraron que habí­an saqueado la vivienda familiar en Suchitoto. 

Además, recuerda Palacios que su hermano sacerdote trató de "cambiar  la forma de conmemorar la muerte y resurección de Jesús: lo vio a nivel de la realidad que sufren el obrero, el campesino" por los bajos salarios, la educación sin calidad, la vivienda no digna. Incluso contó cómo un mando medio de Seguridad Pública en La Libertad insultó a Rafael Palacios durante un ví­a crucis, enfrente de los feligreses.

El Laboratorio de Investigación Social y Acción Social contra la Impunidad ha llevado el caso de Rafael Palacios a la Fiscalí­a General de la República (FGR). Pedro Martí­nez, representante legal de la familia del sacerdote y miembro del laboratorio, explicó que presentaron una denuncia penal por el homicidio en la FGR, para identificar a todos los responsables. Llevaron la documentación el 20 de marzo de 2013 y no fue sino hasta junio de 2018 que llamaron a Carlos Palacios para que diera testimonio. También llegó otra testigo a dar su declaración.

Llevaron el caso “necesitando conocer la verdad, que se aplicara la justicia y conocer a los asesinos intelectuales y conocer a los asesinos materiales”.  Desde su intervención en junio 2018, “no he tenido noticias del avance de ese caso”, lamentó el hermano de la ví­ctima.

Benjamí­n Cuéllar, del referido laboratorio, explicó que con mucha dificultad podrán determinar quién es el autor material, pero que identificar a la estructura de mando que estaba detrás de estos asesinatos es importante. “Habí­a alguien que daba las órdenes. Alguien que tomaba las decisiones”, enfatizó Cuéllar.   En este sentido, recordó que hay pruebas que vinculan a los “escuadrones de la muerte” con los altos mandos de la Fuerza Armada.

En los tiempos previos al estallido de la guerra civil de los ochenta, y en los primeros años de ese conflicto, hubo cinco sacerdotes asesinados igual que Palacios. Están el padre Rutilio Grande, Marcial Serrano, Palacios mismo y san Óscar Romero. En ninguno de los casos se ha llegado a los responsables de esos crí­menes.

Carlos Palacios recordó que su hermano mayor era muy amigo de san Óscar Romero. De hecho, el ahora santo le pedí­a que le ayudase a preparar material para los seminaristas.

Durante la misa de cuerpo presente del sacerdote Palacios, en la Catedral Metropolitana, fue el mismo san Óscar Romero quien advirtió que el asesinato de Palacios era un reflejo del “grave pecado social y pecado dentro de la Iglesia”, pues otros curas y seminaristas se dedicaron a calumniar a Palacios.

Las comunidades eclesiales de base “Monseñor Óscar Arnulfo Romero” conmemorarán el asesinato del sacerdote Palacios este domingo 23 de junio. La reunión será en el parque San Martí­n a las 7:30 a.m. y de ahí­ se dirigirán en procesión al sitio donde fue asesinado el sacerdote (el sitio del martirio). Celebrarán ahí­ mismo la misa. Después habrá un evento cultural y refrigerio.

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