En un acto que huele a venganza política y odio visceral hacia los hispanos, ICE planea deportar nuevamente a Kilmar Ábrego García, el salvadoreño que fue deportado erróneamente en marzo y regresado gracias a órdenes judiciales. Su suerte parece ya sellada por los caprichos de una administración Trump que trata a las personas como piezas en su tablero migratorio.
El atropello legal
Kilmar Ábrego García llevaba más de una década trabajando y creando una familia en Maryland. Con tres hijos y una esposa ciudadana de EE. UU., su vida estaba enraizada en este país. Sin embargo, el 12 de marzo de 2025, ICE lo detuvo bajo el pretexto de un “cambio de estatus” y, tres días después, lo expulsó a El Salvador, pese a contar con una protección judicial de 2019 que impedía su deportación ante el peligro de pandillas
Fue enviado al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), donde según su relato sufrió torturas físicas y psicológicas. Tras la intervención del Tribunal Supremo y múltiples fallos judiciales, fue devuelto a EE. UU. el 6 de junio, solo para ser detenido de nuevo y acusado de tráfico de personas —cargos que su defensa califica de “infundados” y “pretextos” para legalizar su reexpulsión.
La preocupación de la audiencia del 10 de julio
El jueves 10 de julio se celebrará una audiencia crucial ante la jueza federal Paula Xinis, quien exigió al Departamento de Justicia que explique sus intenciones al respecto. El elenco del Gobierno se contradice: el DOJ afirmó que iniciaría “remoción inmediata” tras su salida de prisión, pero luego el propio portavoz de la Casa Blanca dijo que “no es verdad” que planeen deportarlo antes del juicio
- CASA, la organización que co-lidera su defensa, alerta que convertir un error administrativo en una campaña de deportación constituye una violación al debido proceso y los derechos humanos
- Coalición por los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados de Tennessee, liderada por Lisa Sherman Luna, advirtió que este caso es “una amenaza a la democracia en Tennessee y en todo el país”
- Human Rights Watch y el American Immigration Council han denunciado la práctica de “deportaciones aceleradas” por ICE, asegurando que se cometen errores graves que afectan incluso a personas con estatus legal o protecciones vigentes
El temor de su defensa es que, una vez obtenido el permiso para salir bajo palabra, ICE lo arreste de nuevo y lo envíe a “un tercer país” —no El Salvador— para evitar impugnaciones judiciales .
Las ONG alzan la voz
Diversos defensores de los derechos migrantes y organizaciones sociales han criticado fuertemente esta estrategia del Gobierno:
Trump: dictador, ególatra, megalómano
En este escenario, la figura de Donald Trump se erige con toda su megalomanía. Ha insultado públicamente a Kilmar, acusándolo falsamente de tener tatuajes de MS-13 y retratándolo como criminal peligroso . Su discurso no solo es engañoso, sino que también alimenta el odio y la discriminación contra personas hispanas, reforzado por un ICE que actúa como brazo represor. Esta es una muestra más de un comportamiento dictatorial: un hombre en la Casa Blanca que instrumentaliza el sistema para sus fines políticos, sin importar a quién dañe en el camino.
Un símbolo de lucha
Kilmar Ábrego representa mucho más que un caso individual: es el símbolo de la guerra de Trump e ICE contra millones de inmigrantes. Su caso revela cómo el sistema se burla de la justicia, sobrepasa las fronteras del derecho y destruye familias. Su suerte parece estar en manos de jueces valientes y activistas firmes, pero también a merced de decisiones bajo el capricho de una administración que no conoce límites.
