jueves, 25 abril 2024
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Sexo Amigable

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El sexo no puede ser más libre y espontáneo, acuérdese, ser ecológico es lo “in”, las tiranías de este milenio nacerán por y para proteger el planeta

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Por: Gabriel Otero

Que la paz verde sea con usted y la tierra. Si Moisés, hace 30 siglos, anunció a los judíos el decálogo de las leyes divinas. Greenpeace, hace trece años, divulgó las diez reglas para tener sexo amigable con el medio ambiente. 

No es el ejercicio de la perversión con una orquídea amazónica en peligro de extinción ni mucho menos la añorada práctica de tender una sábana sobre el pasto para comerse a su pareja, no, la cuestión va más allá, sólo un ambientalista ortodoxo puede advertirnos que las grandes corporaciones se han metido hasta en lo íntimo, el ritual de la cópula y sus ornamentos, el intercambio de fluidos por diversión o reproducción.          

El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que escuche, usted y yo somos depredadores naturales, a diario contaminamos generando kilo y medio de basura, si se comió dos docenas de ostras preparándose para la cachondería de fin de semana con su frente favorito, piénselo, no aniquile los crustáceos y moluscos marinos, estos últimos son receptáculos de contaminantes, asegúrese que provengan lejos de ciudades costeras.

Si persiste la terquedad carnal y lleva a su pareja a un hotel verifique que la base del colchón sea de madera, con el sello de bosques sustentables. Si es de noche apague la luz y evite consumir los combustibles fósiles del planeta. 

Si al amanecer, decidido y espléndido llama al room service para ordenar una botella de Dom Perignon y jugo de naranja para unas mimosas, exija que le muestren las cáscaras y que le certifiquen que el cítrico esté libre de pesticidas. Si pide kiwis, fresas, guaraná, cerezas u otras frutas exóticas proceda de la misma forma. 

Si a medio maratón, usted quiere y no puede, y exhausto recurre a los juguetes sexuales, que estos no sean de cloruro de polivinilo (pvc), si acude a los lubricantes que sean a base de agua, claro, de su sabor preferido, y si de plano la circunstancia es demandante la saliva es el deslizante natural por excelencia.     

El sexo no puede ser más libre y espontáneo, acuérdese, ser ecológico es lo “in”, las tiranías de este milenio nacerán por y para proteger el planeta,  “ya se oyen sus claros clarines” (1)  asomándose en el horizonte.

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(1) Versos de Rubén Darío

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Gabriel Otero
Gabriel Otero
Escritor, editor y gestor cultural salvadoreño-mexicano, columnista y analista de ContraPunto, con amplia experiencia en administración cultural.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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