miércoles, 24 abril 2024
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Por un Puñado de Dólares

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Por Un Puñado de Dolares: filmada en 1964 y primera de la trilogía dirigida por #SergioLeone. Un año después se estrenó “Por unos dólares más” y #AkiroKurosawa, genial cineasta japonés, acusó a Leone de #plagio

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No voy a referirme a la película así llamada, filmada en 1964 y primera de la trilogía dirigida por Sergio Leone. Un año después se estrenó “Por unos dólares más” y Akiro Kurosawa, genial cineasta japonés, acusó a Leone de plagio; la última fue “El bueno, el malo y el feo” en 1966. Las tres bandas sonoras, verdaderas obras de arte compuestas por el recién fallecido Ennio Morricone. En todas fue actor protagónico Clint Eastwood; en la segunda se sumó Lee Van Cleef, quien también participó en la tercera junto a Eli Wallach en el papel del “feo”. Así inició el subgénero derivado de las proyecciones sobre el viejo Oeste estadounidense, pero producidas en Europa. A estas alturas, insisto, no me propongo comentar cine; más bien me referiré a la “tragicomedia” política salvadoreña puesta en escena sobre todo del 1 de junio del 2019 a la fecha, entre cuyos principales protagonistas está Francisco Javier Argueta Gómez. Fue él quien me recordó la citada trilogía.

Más conocido como Javier Argueta, cursó la licenciatura en Ciencias Jurídicas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y se graduó en el 2005. Cabe señalar que en su hoja de vida vigente aparece, en el apartado relacionado con su “experiencia laboral”, que en el 2001 y el 2002 fue “colaborador jurídico” del Instituto de Derechos Humanos de dicha casa de estudios jesuita; es decir, en el IDHUCA. Entonces yo era su director; lo fui desde enero de 1992 hasta enero del 2014. Por ello, creo tener todas las credenciales para asegurar que este señor está mintiendo pues nunca ocupó un puesto de ese tipo en la plantilla del personal a mi cargo.

Según me aseguran, lo que realizó fue la práctica jurídica por ser esta requisito para su acreditación profesional. Era, pues, un estudiante que estuvo adquiriendo conocimientos y experiencia en la “vida real” bajo la dirección de un colaborador jurídico de a deveras. No más. Aclaro lo anterior porque, francamente, al observar su desempeño actual sentiría vergüenza haber sido su jefe. En lo que Argueta sí es certero, supongo, es que fue director legal de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) durante una década: del 2009 al 2019.

Ese último año pasó a ser ‒según se lee‒ asesor de despacho en la Secretaría Privada de la Presidencia de la República, adonde continúa hasta la fecha y desde donde ha hecho memorables “papelones”. Veamos uno de estos que, entiendo, es el último: amenazar a una “revista digital de periodismo independiente en El Salvador, especializada en medio ambiente, género, política y justicia”. Así se define “Gato encerrado”. Dicho funcionario le advirtió al medio que si no exhibía “su fuente anónima”, debería tener “cuidado con las infracciones en las que caerán”.

Vale decir que el contenido de la nota no es lo esencial. Pero imagino que si realmente hubiese aprovechado su paso por el IDHUCA, podría saber que dentro de la Declaración de principios sobre libertad de expresión ‒aprobada en octubre del 2000 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos‒ el octavo de estos establece el derecho a la reserva de las fuentes de información, los apuntes, los archivos personales y profesionales de quienes se dedican a la comunicación social. Sin embargo, en su mencionado currículum, Argueta “presume” haber escrito ocho artículos sin aclarar adonde y cuando. Me llaman la atención los cuatro primeros, tres de los cuales tratan sobre transparencia; el último, el que más me turbó, se titula “La protección en el ámbito internacional de la libertad de expresión”. Al enterarme por confesión de parte haberlo escrito, concluyo que su intento fallido de intimidar a “Gato encerrado” no tiene nada que ver con ignorancia sino con maldad.

Ejemplos hay más en cuanto a sus posiciones de antes y ahora, diametralmente opuestas sobre importantes asuntos relacionados con la institucionalidad del país; destacan los relativos al respeto de la independencia de la Sala de lo Constitucional y la reelección presidencial continua. Pero tendría que ocupar un espacio mayor que el permitido editorialmente. Quizás más adelante.

Para terminar, cabe traer a cuenta que en su historial sostiene haber sido catedrático en cuatro universidades. Un ingenioso de esos que abundan en las llamadas “redes sociales” dijo que Argueta “puede ser docente, pero no decente”. Por un puñado de dólares trabajó para la ANEP y algunos de sus aportes podrían considerarse “buenos”; por unos dólares más se fue a Casa Presidencial, desde donde resulta evidente lo malo que está haciendo para el presente y el futuro del país. En realidad, qué feo…

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Benjamín Cuéllar Martínez
Benjamín Cuéllar Martínez
Salvadoreño. Fundador del Laboratorio de Investigación y Acción Social contra la Impunidad, así como de Víctimas Demandantes (VIDAS). Columnista de ContraPunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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