Al otro lado del mar, una oficinista y un navegante sostienen una prolongada disputa para hacer realizable el reconocimiento de la identidad y de los derechos arraigados en un registro formal. El navegante no es un ciudadano libre, en tanto sea desconocido en las tierras que le acogieron.
Reacia, altiva y poco amigable, Dorotea se asienta en el buró de los censos. Una demografía ausente y misteriosa se replegó y abrió sus filas al desconocido. Unidos por la soledad y separados por sus diferencias, la historia de estos dos personajes se convierte en una sola.
Solo la madurez de las circunstancias y el desahogo de los descontentos podrían culminar, al fin, en la paz que los complementa y que los forma; o en el limbo que los separa y que los destruye.
Una Obra Exitosa
Se trata pues, de la historia, de la realidad y de la fantasía plasmadas en la exitosa obra de teatro titulada “Al Otro Lado del Mar”, de la psicóloga, actriz, poeta y dramaturga salvadoreña, Jorgelina Cerritos. Por su contenido, la obra es definida como icónica, al retratar la realidad y las emociones humanas abstraídas por el conflicto al registro de la identidad de salvadoreños en sus tierras, y de connacionales en el exterior.
Hasta el 2010, la exitosa obra pasó a convertirse en la primera obra teatral salvadoreña galardonada al Premio Literario Latinoamericano en Casa de las Américas, de La Habana, Cuba; siendo, a su vez, la quinta salvadoreña en merecerlo.
Los Significados
Al Otro Lado del Mar fue continuamente interpretada, desde su lanzamiento inicial. En última instancia, el Teatro Luis Poma pasó a convertirse en la nueva sala de presentación, bajo la dirección del célebre dramaturgo, Roberto Salomón; e interpretada por la actriz, de larga trayectoria, Mercy Flores, quien encarnaría el papel de la burócrota, Dorotea. Asimismo, el pescador, el anónimo personaje melancólico pasó a ser interpretado por el psicólogo y actor Francisco Cabrera.
Para Flores, la obra significó, “para nuestros hermanos salvadoreños, residentes en cualquier parte del mundo, que andan por ahí indocumentados. Que, por no tener un documento, no se les toma como personas. Esos dolores hicieron alimentar estos personajes; estos personajes que se identificaban con pescador”.
La obra, asimismo, representa la concertación del diálogo entre salvadoreños, pese a convivir en una “sociedad tan polarizada”, así lo define el director, Roberto Salomón. Asimismo, sería “el símbolo de dos personas que están llegando cerca, y vuelven otra vez, y vuelven a acercarse”, añadió Jeanette Nortenius, en un programa de entrevista desarrollado en la Casa de la Cultura de El Salvador.
Además, la obra establece “el concepto de la solidaridad, luego es cómo dar la imagen a través de cómo se dice el texto”, señaló Francisco, pese a la aprensión y a las diferencias basadas en la “absurdidez”, de los personajes, añadió Flores.
“Esta obra es el descubrimiento de nuestra identidad. Y esa identidad es algo que nos motiva a nosotros, como Casa de la Cultura de El Salvador, educar, promover y disfrutar de nuestra cultura. Celebrar esa dramaturgia de Jorgelina Cerritos, que realmente es una joya”, puntualizó Nortenius.
La Escenificación
El desarrollo de la obra tuvo lugar, precisamente, en las salas del Teatro Luis Poma; y fue transmitido a través de Facebook Life, desde el sitio oficial de la Casa de La Cultura.
La escenificación recurrió a detalles estéticos que ambientaron el lugar: Un mar pintado que recubrió los suelos de la sala, y un oleaje retratado por el pintor Luis Lazo Chaparro, ambientadas por el técnico de iluminación, Álvaro González.
“El mar lo hizo con plástico, y celofán y elementos reciclables… el plástico este de burbujas que se utiliza para empaquetar televisores y otras cosas; y alambre galbanizado y no galbanizado, etcétera”, detalló Salomón.
La ola, asimismo, “se convirtió en un personaje, porque nos daba también la luz”, definió Salomón; y que, además, se convertiría en“el símbolo de dos personas que están llegando cerca, y vuelven otra vez, y vuelven a acercarse. Es ese momento también psicológico entre los dos personajes”, comentó Nortenius.
Sin embargo, en la escenificación estuvieron ausentes personajes y elementos secundarios, como la balsa, y el personaje negro, descrito por el pescador: “Yo quería meter la lancha, pero no lo logré”, lamentó Salomón.
La Interpretación
En su estructura, la obra presenta saltos de tiempo; que se cada una de las escenas. Además, no está ausente de figuras retóricas, de pleonasmos, de alegorías y de metáforas; por lo que se requería de
“buscar esa identificación con el personaje era a través de las imágenes, precisamente, que nos daba el concepto de lo que la escritora había plasmado en esa obra”, dijo Francisco.
“Es más que un flashback, porque es la manera en la que el autor, el dramaturgo está dándole información al público que cronológicamente no debería de tener, todavía; pero que vuelve las cosas más emocionantes, porque nuestra mentalidad, ya acostumbrada al cine y a los saltos de tiempo, puede asimilar esto, que son obras que no podrían haberse escrito hace cien años, cuando la cronología era el orden del día” valoró Salomón.
Para su interpretación, la obra no constituyó desafíos. Los actores eran experimentados en las temáticas y en el rigor emocional de la obra. Por su parte, Dorotea habría interpretado por segunda vez la obra, después de casi diez años.
“La adopción de los personajes se plasmaba en la idea de cómo incorporabamos parte de nuestras propias soledades (…), para hacer crear esos personajes; y, también el hecho de lo que significa, particularmente, para nuestros hermanos salvadoreños, residentes en cualquier parte del mundo, que andan por ahí indocumentados”, dijo Flores.
La interpretación recibió buenas críticas desde las audiencias lo presenciaron en la transmisión virtual. Asimismo, fue bien recibida por los críticos de teatro.
”Para mí fue una interpretación magistral, sobretodo, la manera en que manejabas todos tus gestos, tus ojos; la manera de ver al hombre cuando llega.. la desidia. Todos los sentimientos los supiste manejar excelentemente”, valoró Nortenius, refiriéndose a la interpretación de Flores.