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Agenda Médica Global Alista una Nueva Dependencia hacia Cuba

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La nación avanza con la creación de 5 marcas distintas del medicamento, ante la demanda constante, mientras padece una de las peores crisis económicas de la última década.

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En los  últimos meses, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha sostenido que Cuba podría ser la primer nación latinoamericana en producir antídotos para la prevención y la erradicación del covid19. Pero la oposición sostiene que su carrera farmacéutica no es otra que la de una propaganda conseguir voluntades y beneficios económicos.

Una Osadía en la Crisis

En la opinión pública no se elucubraban grandes expectativas para el futuro de Cuba. El año 2020 se ha definido como un verdadero desafío de envergadura global. América Latina y el Caribe se vieron envestidos por las constantes amenazas epidemiológicas y de tipo atmosféricas.

Unos 26 decesos de centroamericanos y caribeños tuvieron lugar desde la colosal tormenta tropical Iota. Y Los horacanes Eta, Laura y Zeta no habrían dado amparo a otras 296 personas que perdieron la vida.

Las bajas fueron cuantiosas, y las pérdidas sólo se engrosarían en el gasto público de las naciones más pobres. En la vorágine del desafío, las necesidades emergentes sólo se emparentan con la creciente demanda por reservar oportunidades para una inmunización colectiva.

Las primeras ofertas se reservaban desde los referentes del primer mundo, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Rusia y China. Con gran optimismo, el presidente de BionTech Ugur Sahin, anunció la comercialización de Tozinamerán (BNT162b2), uno de los primeros antídotos para combatir y prevenir las infecciones de Covid-19; sólo desplazados por AstraZéneca, la Sputnik V; la mRNA-1273, entre otras con marcas comerciales.

Otros antivirales pretendían homologar la función del antídoto. Desde los laboratorios Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), en La Habana, ya se comenzaba a promocionar la hidroxicloroquina y el Interferon Alfa 2-b. En Filipinas se comenzaban a girar hasta precedentes judicializados sobre el uso recomendado de los medicamentos anti-retrovirales tales como la Ritonavir y el Lopinavir, principalmente diseñadas para la erradicación del VIH.

En la carrera biomédica, mientras las naciones del primer mundo capitalizaban la investigación, el desarrollo y la producción de nuevos anticuerpos y material sintético para combatir el covid19, Cuba, una nación en vías de desarrollo y con una economía casi contraída a un tercio de su crecimiento total en 2020, ya anunciaba la posicionar su liderazgo en América Latina.

En su desarrollo, los laboratorios del Instituto de Vacunas Finlay (IFV), del propio CNIC, han reportado avances favorables para la opinión pública. Los proyectos de desarrollo ya enumeran hasta cinco de los principales antídotos para erradicar el covid19: la Soberana Plus (en fase I; la Maambisa (en fase II): la Abdala (en fase III) y la más esperada de todas, la Soberana II (en fase III).

En América Latina, países como Argentina, Venezuela y Jamaica han anunciado sus intereses por priorizar órdenes de compra, en cantidades elevadas. Mientras tanto, la República Islámica de Irán ya está contribuyendo en la experimentación de Soberana Segunda, para inocular a unos tantos de lo 150 mil voluntarios que se requieren en la última etapa de la experimentación; de los que Cuba ya habría avanzado con más de 40 mil de sus propios paisanos.

Un Potencial Elevado y Opiniones Encontradas

Si bien es cierto, Soberana II no ha recibido los avales de la certificación internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta su finalización, la ONU ya reserva altas expectativas para la nación caribeña. Hasta el mes de febrero, la multinacional prometió que Cuba podría convertirse en la nación pionera en desarrollar el primer antídoto aplicado a la erradicación del covid19 en la región de América Latina.

Hay que reconocer que el mensaje de la ONU tiene razones históricas concretas. Desde la década de los 70’s, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) ha tenido un rol medular en la cualificación de la medicina cubana, que le han permitido exportar toneladas de fármacos a más de cincuenta países del mundo, y hacer frente al bloqueo económico instaurado por Estados Unidos desde los 60’s.

El éxito de las empresas estatales en la creación y producción a escala industrial de los medicamentos para la Hepatitis B y el anti-cancerígeno CIMAher, durante las décadas de los 80’s y 90’s son razones suficientes que hacen a la propia ONU sostener que inversiones específicas y con la necesaria voluntad política” han hecho el fruto por el que hoy se conoce a la industria farmacéutica cubana, frente a las adversidades.

Pese a las altas expectativas, líderes políticos y una cuantiosa fracción de la diáspora cubana ya han manifestado motivaciones yuxtapuestas. El Movimiento de artistas San Isidro (MSI) se enumera entre los tantos bloques de oposición; y entre sus líderes figuran personalidades como las de Michael Matos, Luis Alcantara y Amaury Pacheco, para quienes el desarrollo biomédico de la isla también persigue un propósito propagandístico, ante la pérdida de capital extranjero y turístico durante el 2020.

Las especulaciones sobre las inventivas cubanas también resuenan de costa a costa. En EEEUU y en América Latina se ecolalia de testimonios de los connacionales cubanos, en protesta a los abusos, al autoritarismo en la isla. Con ello también se cuestiona el desarrollo de los nuevos proyectos farmacéutico.

Lo cierto es que la demanda de medicamentos en América Latina es imperativa, y lo será aún más si la expansión de contagios por covid19 no es sosegada por políticas sanitarias efectivas.

Ya la editorial del Economist Intelligence Unit (EIU) calcula que sólo una mayor parte de la población adulta, de las “economías avanzadas” podría ser vacunada a mediados del año 2022. Y el orden es decreciente, porque posiciona el ámbito de la vacunación hasta el 2023, en los países de ingresos medios. Mientras que en los países de ingresos bajos, la inmunización se extendería hasta el año 2024. Esta última proyección no sería ajena a la realidad de la mayoría de países latinoamericanos.

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Alessia Genoves
Alessia Genoves
Periodista, redactora de ContraPunto. Especialista en temas sociales, económicos y de género. Editora de cultura.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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